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Oigan a mi tío

PorColumna de opinión

Ene 16, 2021

Por Lord Petrosky

Corrían los primeros años de la década de los años ochenta cuando ya las autoridades norteamericanas buscaban a uno de los padres del narcotráfico en Colombia.

Conocido por los Alias de “Houdini”, “Juan Molina” o “Pepé Cabrera”, José Antonio Cabrera Sarmiento,  no solo estaba dedicado a liderar una de las principales organizaciones de narcotráfico en la Florida, sino a ser el mecenas de un adolescente puesto a su encargo, el joven sería años más tarde uno de los hombres más ricos no solo de Colombia, sino del planeta, Luis Carlos Sarmiento Angulo.

Cabrera Sarmiento, recibió el apodo de “el Houdini Colombiano” por su habilidad para escapar no solo de las autoridades norteamericanas, sino colombianas, gracias a lo cual evadió su proceso de arresto por cerca de 6 años.

En la historia del narcotráfico colombiano se tiende a creer que el primer narcotraficante colombiano extraditado a los Estados Unidos fue Carlos Lehder, sin embargo, la realidad es otra, el primer narcotraficante capturado en Colombia y puesto a órdenes de las autoridades colombianas fue Pepe Cabrera Sarmiento.

Los delitos que generaron la orden de captura de Cabrera Sarmiento fueron, entre otros: narcotráfico, homicidio y falsificación de documentos; aunque de acuerdo con los registros periodísticos que aún subsisten, “Pepe Cabrera” lideraba una organización para exportar droga desde Colombia hacia Florida, así como el respectivo lavado de activos asociado con los capitales de dicha operación.

De acuerdo con declaraciones dadas en el mes de mayo de 1984 por Philip Ramer, vocero del departamento antidrogas del estado de la Florida, Cabrera Sarmiento, fue sometido a cargos junto con otras 40 personas por introducir a Estados Unidos 8 toneladas de cocaína, con un valor de dos mil millones de dólares.

La actividad habría sido realizada a través de 13 vuelos realizados desde Colombia, Bahamas y Belice entre junio de 1982 y noviembre de 1983. 

El alias de “el Houdini colombiano” se debió a que aunque era distinguido y reconocido en la sociedad criolla del momento, duraron varios años para capturarlo, gracias a una estrategia muy simple.

Cabrera Sarmiento ostentaba una amplia colección de carros lujosos en los que mantenía siempre dos kilos de cocaína, “para cuando nos paren”, de esa forma logró evadir a la justicia.

Cabrera Sarmiento también fue uno de los primeros narcotraficantes en hacerse cambio de rostro y aunque las noticias de búsqueda por parte de las autoridades en Estados Unidos ya eran noticia en Colombia, seguía reuniéndose con la crema y nata de la política colombiana en su casa de Guaymaral. Dada la presión del gobierno norteamericano para frenar el ingreso de droga por La Florida “Pepe Cabrera”, fue capturado y llevado a la cárcel La Picota de Bogotá, desde donde comenzó a dar a conocer sus aportes a la campaña presidencial de Belisario Betancourt, dentro de ellos, un cheque por cinco millones de pesos, uno de muchos. 

Rápidamente, y de la forma más discreta, el presidente Betancourt firmaría la primera extradición por narcotráfico en Colombia.

Sin embargo, el proceso penal de Cabrera Sarmiento duraría muy poco, una vez sometido por la justicia estadounidense realizó un acuerdo para develar las rutas de transporte de droga de uno de sus principales socios, Manuel Antonio Noriega.

Quienes lo conocieron calculan que murió aproximadamente a los 85 años, en Colombia, puntualmente en su casa de Girardot, dejando una inmensa fortuna que para sus amigos fue la base del éxito de su apreciado sobrino. 

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