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CARLOS VIVES Y LOS NIÑOS

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PorRosalba Alarcón Peña

Nov 19, 2019

Por Felipe A. Priast

Inteligente, el samario, bastante inteligente.
Esa es mi opinión de nuestro “gran” Carlos Vives después de que este anunciara que se suma a la marcha del 21 de Noviembre. Y lo hace agarrándose de los niños, claro, el instrumento político más usado por los corruptos de todos lados.
El gobierno hace un ataque a un campamento de disidencias con niños reclutados a la fuerza, y la oposición estalla; le roban el almuerzo a los niños en los colegios públicos, y la opinión pública estalla; usan menores de edad en redes de prostitución, y la sociedad pía estalla; mueren niños en la Guajira de hambre, y el pueblo estalla. Los niños como la excusa política perfecta para cualquier cosa.
¿Cómo puede fallar una estrategia política basada en la indignación que causa el abuso de niños?
Esa vaina no falla, eso es éxito garantizado. No hay nada más taquillero en política que defender a los niños, en especial en un país de “niños” como Colombia en donde los verdaderos adultos se pueden contar con los dedos de las manos.

Entonces, nuestro querido Carlos, el “rey” del vallenato contemporáneo, el hombre que internacionalizó el ritmo de Francisco el Hombre, ve un hueco por donde meterse para rehabilitarse mediaticamente, usando, a su vez, a los niños. Carlos Vives no es solo cantante vallenato, también es político. El man ve televisión, sigue los acontecimientos del mundo. Él sabe que este ha sido un año catastrófico para el “establecimiento” latinoamericano del cual él mismo hace parte así que, rápidamente, se está acomodando a los nuevos vientos que soplan, agarrándose de los niños, claro.

¡Qué inteligencia, viejo Charles, que sagacidad política! Por un momento creí que leía las declaraciones de Armandito Benedetti, pero no, eran declaraciones tuyas, las declaraciones de un “Vives muy vivo”, valga la redundancia.

Hace escasos 9 meses nuestro hippy-juglar vallenato tocaba dizque gratis para tumbar al régimen de Maduro en un concierto en la frontera organizado por Sir Richard Branson, la versión moderna de Sir William Walker, el espía inglés de “Quemada” (1968), la película de Pontecorvo que retrata las acciones y vivencias de un agente de la Corona inglesa en un país del Caribe.
Por ese entonces nuestro querido Carlitos intrigaba musicalmente contra la izquierda y estaba dispuesto a poner su granito de arena para tumbar al “demonio” de Maduro, el tipejo chofer de bus que gobierna dictatorialmente a Venezuela, mientras apoyaba a Juan Guaidó, el flamante nuevo auto-nombrado presidente de Venezuela apoyado por los gringos, mismo que prometía réditos futuros en el mundo del espectáculo de una liberada Venezuela. Carlitos tuvo que hacer una apuesta en ese momento y se la puso toda a Guaidó, que, según él, no tenia pierde. El man era la ficha de los gringos, lo apoyaban Uribe y Duque, lo apoyaba Branson, un millonario, y toda la gente “bien” de Latinoamérica, y como él es un man “bien”, de los Vives de Santa Marta, se unió con fervor a la cruzada anti-Maduro.
Y para rematar, todos sus amigos del mundo del espectáculo estaban con Guaidó, así que, esa vaina no tenia presa mala. Ese concierto era un “gane-gane” a los ojos del viejo Charles, ahí no había pierde.

Pero 9 meses son bastante tiempo en Latinoamérica, un continente en donde puede pasar de todo. En estos últimos 9 meses el marrano-títere de Uribe acabó con su partido, lo destrozó; el papá de los pollitos, Donald Trump, está a punto de chuparse un “impeachment” por corrupto y por abusar de su poder; su prima gobernadora, Rosa Cotes Vives, se hundió después de meterse con los indios de la Sierra, luego de llamarlos “sus indios”; y su otro primo, el sobrino de Rosa, perdió las elecciones con Caicedo, quien le dio una tunda en las urnas.
Y para completar la debacle, Latinoamérica entera ha sufrido un vuelco total a la izquierda, cambiando el mapa político de todo el continente. En pocas palabras, a Carlitos se le voltió el cotarro completamente, perdió su apuesta de Febrero.

Viendo en la TV los resultados de las elecciones, en donde sus parientes se quemaron; viendo las batallas en las calles de Santiago y Quito, viendo el giro político en Colombia, viendo como su gallo Duque acaba con el uribismo, viendo como Guaidó quedaba vinculado a los “Rastrojos”, viendo que la gente le pide en la calle y las redes que cante en un concierto benéfico por los niños asesinados en Colombia, Carlitos Vives sufre una transfiguración divina. El man lee su cuenta de Facebook, su cuenta de Twitter, y se da cuenta que la opinión pública ha virado a la centro-izquierda, que ya existen los que lo conectan con los “corruptos Cotes-Vives del Magdalena”, que ya aparecen los que le piden compromiso con las causas justas de Colombia, que ya hay los que le piden que tome una posición con lo que pasa en Latínoamerica.

Pero, ¿cómo componer el rumbo si apenas hace 9 meses el man estaba en el bando opuesto?
“¡Ah, ya sé!”, piensa Carlitos, y concluye que lo mejor es agarrarse de los NIÑOS para dar esa voltereta política de 180 grados.
El viejo Charles ve las noticias en la televisión, ve a un ministro caerse por atacar un campamento repleto de niños, y se agarra de esos cuerpos desmembrados para salvar su imagen asociada con los Cotes del Magdalena, con Guaidó, con Duque, con los ricos que explotan Latinoamérica, con el establecimiento opresor colombiano, con los golpistas que quisieron sacar a Maduro a la fuerza. Ahí, en ese preciso instante, el viejo Charles, el lanzador de “La Gota Fría” al mundo, toma su celular y abre su Twitter. Él sabe que perdió su apuesta de hace 9 meses; él sabe que está montado en el tren equivocado; él sabe que si sigue en el tren que va, un día no va tener a quién cantarle sus malas canciones, y antes de que ese día llegue, él prefiere cambiarse de bando. Entonces, se agarra de los niños muertos y desmembrados por el ataque de sus amigos en el gobierno, para que parezca que él también condena esos ataques.
Ahí, en ese momento, Carlos Vives empieza a tuitear, “Marcho el 21 de Noviembre para defender a los niños…”.

¿Sabes una vaina, viejo Charles? Creo que es un poco tarde para arrepentimientos, estas no son horas, ni la manera, de “acomodarse” a los nuevos vientos. Tú tendrías que haber visto que estabas del lado equivocado hace mucho tiempo, por lo menos desde que tus parientes Cotes-Vives intimidaban indios en la Sierra, o los asesinaban a punta de paracos.
Yo, por lo menos, no te recibo en este bando. Demasiado tarde, demasiado hipócrita, demasiado calculado. Usar a niños muertos y desmembrados para acomodarte es una malparidez, ¡lo siento!

Viejo Charles, te lo voy a decir en buen costeño, para que me entiendas:

¡BURRO HIJUEPUTA, TE PUEDES IR A COMER UN CERRO ‘E MONDÁ! ¡NO SALGAS A MARCHAR EL 21 DE NOVIEMBRE QUE NO TE QUEREMOS EN LA MARCHA!

De los niños muertos en el Caquetá no te vas a agarrar para acomodarte, ¡ahora te chupas un cable, hijueputa, y ve a cantarle tu malas canciones a Sir Richard Branson en casa ‘e la verga! ¡Malparido oportunista, tienes huevo!

Esto es lo que yo opino de Carlos Vives, y su deseo de marchar el 21 de Noviembre.

Sobre el autor

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Rosalba Alarcón Peña

Rosalba Alarcón Peña, periodista y Defensora de Derechos Humanos, directora del portal web alcarajo.org y la Corporación Puentes de Paz "voces para la vida". Además, analista y columnista del conflicto armado de su país natal (Colombia) en medios internacionales. Redes sociales. Twitter: @RosalbaAP_ Facebook. Rosalba Alarcón Peña Contacto: rosalba@alcarajo.org

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