Por Víctor Longares Abaiz
“El deber de todo cristiano es ser revolucionario y el del revolucionario, hacer la revolución.”
Esta frase es del sacerdote colombiano Camilo Torres Restrepo (1929-1966), impulsor del diálogo entre el marxismo y el cristianismo y pionero de la Teología de la Liberación.
Durante mucho tiempo, había encabezado polémicas por preocuparse de los pobres y los obreros y querer organizarlos para luchar contra las injusticias. Había luchado en la Universidad, había fundado un movimiento político para agrupar a toda la izquierda, había fundado un periódico…. Todo esto le acarreó una profunda enemistad con las clases dirigentes y una gran admiración por parte del pueblo colombiano.
Cansado de buscar el cambio por medios pacíficos, en 1965, decide ingresar en el Ejército de Liberación Nacional e integrarse en la guerrilla. Ese mismo año inicia la publicación de un semanario, donde animaba a los cristianos a luchar contra las injusticias:
“Cuando hay una autoridad en contra del pueblo, esa autoridad no es legítima y se llama tiranía. Los cristianos podemos y debemos luchar contra la tiranía. El gobierno actual es tiránico porque no lo respalda sino el 20% de los electores y porque sus decisiones salen de las minorías privilegiadas.”
El 15 de febrero de 1966, caía en su primera acción de combate. Su cadáver fue enterrado clandestinamente y su figura se convirtió en el símbolo de la lucha de los cristianos de toda Colombia por la emancipación del pueblo.
En 1989, María López Vigil escribía el libro “Camilo camina en Colombia”, donde mostraba cómo su ejemplo seguía inspirando a muchos cristianos, que veían en la Teología de la Liberación el verdadero cristianismo. Hoy podemos preguntarnos: ¿Sigue caminando Camilo en Colombia?
Por supuesto. Camilo sigue vivo en todos los colombianos que quieren un futuro en paz, donde la justicia social y la igualdad acaben con tanta injusticia.