EE.UU. | “El uso discriminatorio de la fuerza, los arrestos arbitrarios y otras violaciones de sus derechos”, así calificó la Organización de Naciones Unidas a las tácticas de mano dura de las fuerzas de orden estadounidenses en las protestas antirraciales en Portland y otras ciudades de los Estados Unidos., que afectan tanto a manifestantes como a los periodistas que cubren las mismas.
«Las manifestaciones pacíficas que han tenido lugar en ciudades de EE.UU., como Portland, realmente deben poder continuar sin que aquellos que participan en ellas […] corran el riesgo de ser detenidos o arrestados de forma arbitraria, estén sujetos al uso innecesario, desproporcionado o discriminatorio de la fuerza o sufran otras violaciones de sus derechos», indicó el portavoz de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, Elizabeth Thossell.
En un comunicado publicado en el sitio web del organismo, la vocera expresó, asimismo, su preocupación por los informes sobre oficiales en autos sin distintivos que detienen a manifestantes sin dar explicaciones, señalando que esta práctica «puede poner a los detenidos fuera de la protección de la ley y dar lugar a detenciones arbitrarias y otras violaciones de los derechos humanos».
Los manifestantes sujetos al «uso innecesario o excesivo de la fuerza» por parte de las fuerzas del orden deben tener el derecho a llevar a cabo «investigaciones rápidas, independientes, imparciales y transparentes sobre cualquier denuncia de violaciones de los derechos humanos», recalca.
Mientras las manifestaciones en Portland y en otras ciudades del país cobran impulso, Throssell anunció que el Comité de Derechos Humanos de la ONU emitirá el próximo miércoles una guía que abarca temas como «protestas físicas y en línea, el orden público y el trabajo de los medios de comunicación».
Entre las decenas de ciudades estadounidenses que en las últimas semanas han sido escenarios de protestas contra la injusticia racial y la brutalidad policial, Portland (Oregón) atrae últimamente toda la atención, incluida la del presidente de la nación, Donald Trump, que envió allí agentes federales para ayudar a la Policía local a frenar los disturbios intensificados y los actos de vandalismo.
Su llegada, sin embargo, exacerbó aún más la situación en la ciudad, cuyo centro ha sido escenario de más de 50 días consecutivos de disturbios y de los consiguientes enfrentamientos con la Policía. Los manifestantes se oponen a la presencia de las fuerzas gubernamentales y exigen su retirada.
Mientras las autoridades federales culpan a los activistas —a los que califican de «anarquistas» y «terroristas»— de encender las protestas; los manifestantes, que incluso cuentan con el apoyo del alcalde de Portland, Ted Wheeler, atribuyen la responsabilidad a los oficiales federales e insisten en que después de su aparición en la ciudad, los disturbios se han agravado aún más