Un médico que logró superar el Covid-19 habla acerca de su viacrucis, la necesidad de una cuarentena estricta y el autocuidado; estos últimos, fundamentales para frenar la pandemia
Por Juan Carlos Hurtado Fonseca @Aurelianolatino
“El sábado siguiente ya estaba entubado y con respirador. Yo no era consciente de eso. Cuatro días después cuando empecé a recuperarme del coma, veía a todos los que venían, a los médicos, a las enfermeras, el aislamiento y todo lo que tenía: catéteres, sondas, electrocardiogramas, exámenes de sangre a toda hora. Fui evolucionando de manera irregular, unos días estaba bien y otros estaba mal. El quinto día fue el más grave porque las alarmas se dispararon y hacían pensar que mi vida no pasaba de uno o dos días. Empecé a recuperarme con una curva que subía y bajaba, y como en el día doce empecé a salir. Duré 19 días en la UCI”.
Las anteriores son palabras del médico radiólogo Ramiro Alejandro Díaz al narrar su sufrimiento para superar el Covid-19. Trabaja en la Clínica Colombia en Bogotá, lo que hace más difícil saber cómo, cuándo y dónde se contagió, pues, aunque contaba con todos los elementos de protección personal, estaba cerca de infectados con coronavirus. No obstante, también pudo haber sido en la calle.
El doctor Ramiro es uno de los 107.951 recuperados que reportó el Ministerio de Salud, el pasado 23 de julio, cuando los infectados ya habían llegado a 226.373 con 7.688 fallecidos.
Adquirió la enfermedad cuando estaba empezando la pandemia, en momentos en los que aún ingresaban al país extranjeros, a finales de marzo. Recuerda que inició con una gripa normal con molestia en la garganta, luego apareció una tos que se prolongó por días a lo que se sumaron picadas fuertes en los músculos, en todo el cuerpo. “No eran picadas incapacitantes, yo seguí trabajando, estamos hablando del viernes anterior a Semana Santa. Perdí el apetito, comía muy poco y dormía muy mal, cada dos horas me levantaba porque sentía calor, fiebres”, rememora.
La UCI
Aun con esa sintomatología no estaba seguro de haberse contagiado. No se sentía fatigado, podía respirar bien, hacer todas sus cosas con normalidad, sin embargo, la molestia llegaba en la noche. El lunes de Semana Santa decidió ir a la clínica. Su temperatura estaba en 37.8 grados, la saturación de oxígeno estaba baja y con la sospecha de Covid-19 fue hospitalizado. Varios exámenes indicaron una infección por neumonía y al siguiente día se confirmó el contagio.
“Me hospitalizan, el proceso va avanzando, me colocan unos catéteres, entro a la unidad de cuidados intensivos y de ahí ya no sé más como hasta el sexto o séptimo día”, explica el galeno.
Su situación se complicó en el quinto día cuando se dispararon algunos signos de mal pronóstico como la coagulación, problemas en el riñón y el hígado; tuvo un ataque multisistémico muy rápido; características que padecen quienes no logran sobrevivir a la enfermedad. Fue trasladado a una Unidad de Cuidados Intensivos, UCI.
Diecinueve días después logró despertarse y tomar conciencia lentamente de lo que sucedía a su alrededor. Las auxiliares de enfermería le comentaron que estaba aislado por Covid, aunque él ya lo había notado por el personal que ingresaba a su cubículo, por conocer el tratamiento y los medicamentos que le aplicaban.
“Son momentos de poca consciencia, son momentos de pesadillas, de pasajes de recuerdos de la familia, se dialoga muy poco con personas. Ya en la última fase, en los últimos cinco días, cuando lo bañan a uno le dicen que lo llamaron los amigos, los familiares”, recuerda el doctor Ramiro.
Sus primeras reflexiones luego de la segunda oportunidad que le dio la vida, fueron en torno a la magnitud del problema, a que la gente no lo entienda, a que muchos no tienen esa segunda oportunidad, a que cuando se cae en esa afección hay mucha incertidumbre.
Volver a empezar
Aunque hasta el momento no tiene secuelas, sí salió de la clínica con hipertensión arterial y con anticuagulación: “Parecía un inválido, no tenía fuerza ni para mantener el celular en la mano, si alguien me llamaba, la auxiliar de enfermería debía mantenerme el teléfono en el oído. La enfermedad se le come a uno los músculos y no se tiene fuerza, no podía mantener la cuchara”. Los controles de laboratorio han arrojado resultados que muestran evolución y su función muscular se ha ido recuperando con fisioterapia.
Su forma de ver el mundo y la vida cambió. Ahora piensa que, “uno vive en un mundo estresado, corriendo y es algo que no vale la pena. Hay que aprovechar la vida trabajando lo necesario, no estarse sobrepasando por unos pesos más. Es uno más consciente de la vida, de la familia, de los hijos, de los hermanos porque muchas veces uno no sabe qué es lo que tiene. Es un renacer”, reflexiona.
El doctor Ramiro hace unos meses salió de la UCI y, fiel a su juramento hipocrático, hace tres semanas está nuevamente trabajando, atendiendo pacientes, “luchando por la gente, sobre todo sabiendo las limitaciones que tiene el país para atender pacientes en las UCI, y sobretodo sabiendo que cuando la gente se infecta no sabe si va a ir o no a la unidad de cuidados intensivos”.
Ve complejo el problema porque la mayoría de las personas son asintomáticas, pero conoce los peligros de quienes deben ir a cuidados intensivos. Por eso, reclama por la irresponsabilidad de muchos que no se cuidan ni acatan las normas.
Sus palabras toman mayor importancia cuando en el país las UCI han llegado a una capacidad de más del 70% y el pico de la pandemia no se ha alcanzado. Se muestra de acuerdo con la petición de cuarentena estricta hecha por la comunidad médica y científica, por el movimiento social y por la oposición política en el Congreso de la República.
Al igual que ellos, ve en esta medida la única manera de contener la velocidad de la pandemia, no quiere ver a sus colegas tomando “la decisión de a cuál paciente salvar ante el hecho de tener, por ejemplo, una UCI y cinco enfermos. Esa es nuestra angustia, y sí la economía se afecta, pero hay que hacerlo para tratar de frenar esto, aunque si la gente sigue saliendo a rumbear, a caminar pues no pasará nada. Roguemos a Dios que la situación no vaya a ser tan grave, si nos quedamos sin camas de cuidados intensivos van a haber muchos fallecidos. Quince días de cuarentena total darían un buen respiro”, concluye el médico.
Se insiste en la renta básica
Justo el pasado 20 de julio, en la instalación de la nueva legislatura del Congreso, la bancada de oposición y congresistas de otros partidos volvieron a proponer la instauración de una renta básica consistente en un salario mínimo para al menos nueve millones de hogares, lo que beneficiaría a 30 millones de colombianos. De aceptarse, sería más fácil ir a un confinamiento estricto de dos semanas.
Pero no solo fue eso. También se radicaron varios proyectos de ley para ser discutidos y aprobados, y uno de ellos consiste en gravar a los capitales de los más ricos para poder atender la pandemia, y no con más impuestos a los trabajadores y a las clases medias, como se pretende desde el Ejecutivo.
Ahora, el médico Ramiro Díaz trabaja con más cuidado porque, como hasta ahora se sabe, el virus produce inmunidad por apenas unos meses y todavía no hay una vacuna, “hay estudios en los que a los enfermos les inyectan plasma de quienes se recuperan y son buenos los resultados, pero no son conclusivos”.