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Desmontando la falacia del ’fracaso’ económico, social y político del socialismo en la URSS

PorColumna de opinión

Ago 6, 2020

A los 100 años de la Revolución Bolchevique ¿fracasada o boicoteada ?

Por: Pasqualina Curcio Curcio

La URSS es un país que supone una seria amenaza para el mundo occidental. No me estoy refiriendo a la amenaza militar ; en realidad ésta no existía. Nuestros países están lo suficientemente bien armados, incluyendo el armamento nuclear. Estoy hablando de la amenaza económica. Gracias a la economía planificada y a esa particular combinación de estímulos morales y materiales, la Unión Soviética logró alcanzar altos indicadores económicos. El porcentaje de crecimiento de su Producto Nacional Bruto es prácticamente el doble que en nuestros países. Si añadimos a esto los enormes recursos naturales de los que dispone la Unión, con una gestión racional de la economía, son más que reales las posibilidades que tiene de expulsarnos del mercado mundial … Por eso siempre hemos adoptado medidas encaminadas a debilitar la economía de la Unión Soviética y a crear allí dificultades económicas.

Margaret Thatcher. Houston, Texas, 1991 [1].

Fue en 1917 cuando obreros y campesinos, bajo el liderazgo de Vladimir Ilich Uliánov, Lenin, iniciaron la Revolución Bolchevique. Casi 70 años después, el 8 de diciembre de 1991, los presidentes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia suscribieron el Tratado de Belavezha, el cual marcó la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) [2].

Innumerables intelectuales e historiadores de la época, incluso aquellos que se reconocían comunistas, se dieron a la tarea de recalcar que la Revolución Rusa fracasó, otros simplemente callaron. Centenares de escritos fueron publicados acerca de la “crisis de la URSS” y del fracaso del socialismo, lo que a su vez justificó la Perestroika iniciada por Mijaíl Gorbachov en 1985, y la transición a una economía de mercado promovida y consolidada por Boris Yeltsin a partir de enero de 1992, luego de asumir la presidencia de Rusia.

Confundidos por la situación económica que se vivía en la URSS desde mediados de los 80, caracterizada por la escasez de alimentos, la cual se manifestaba en colas cada vez más largas a las puertas de los establecimientos, los estudiosos, líderes y decisores comenzaron a cuestionar el modelo socialista justificando la necesidad imperiosa y urgente de un cambio y de una transición hacia un sistema similar al de Occidente. Es así como ante la confusión de lo que ocurría, y convencidos de que la causa era el fracaso del socialismo, Gorbarchov inició un conjunto de transformaciones que apuntaron a la liberación de los mercados.

Se preguntarían los intelectuales y líderes políticos de la época ¿por qué tardó 70 años en fracasar el modelo socialista ? Se habrán paseado por la interrogante de ¿por qué la Revolución sobrevivió a las dos guerras mundiales y no fue sino hasta finales de los 80 cuando comienzan a manifestarse síntomas de una supuesta crisis ?, ¿habrán pensado en revisar los indicadores económicos y sociales que les permitiesen afirmar y sustentar el discurso del fracaso del modelo socialista y la necesidad de transitar hacia el libre mercado ?, ¿les habrá pasado por la mente que la Revolución Rusa podía estar siendo asediada y boicoteada por el imperialismo ?.

Dos semanas antes de la disolución de la URSS, la “Dama de Hierro” no sólo reconoció las bondades del modelo socialista al compararlo con el occidental, sino que además confesó que llevaban ya mucho tiempo ejecutando acciones para crear dificultades a la URSS. Dijo Margaret Thatcher :

Por desgracia y pese a todos nuestros esfuerzos, durante largo tiempo la situación política en la URSS siguió siendo estable durante un largo periodo de tiempo. Teníamos una situación complicada, sin embargo al poco tiempo nos llegó una información sobre el pronto fallecimiento del líder soviético y la posibilidad de la llegada al poder, con nuestra ayuda, de una persona gracias a la cual podríamos realizar nuestras intenciones en esta esfera (debilitar la economía de la Unión Soviética) …

… Esa persona era Mijaíl Gorbachov, a quien nuestros expertos calificaban como una persona imprudente, sugestionable y muy ambiciosa. Él tenía buenas relaciones con la mayoría de la élite política soviética, y por eso su llegada al poder, con nuestra ayuda, fue posible [3].

El escritor Serguei Kara-Murza, quien se ha dedicado a sistematizar y desmontar con indicadores y gráficos el mito del fracaso de la Revolución Rusa [4], afirmó de manera tajante : No hubo ninguna crisis económica en la URSS al inicio de la Perestroika. Cualquiera puede ver esto en los anuarios estadísticos [5].

Entre 1917 y 1991, la economía rusa registró un crecimiento continuo. La producción medida en términos per cápita incrementó 378%. Los niveles más altos de producción se registraron a finales de los años 80. Fue a partir de la disolución de la URSS cuando comenzó a registrarse una disminución de la producción. Entre 1991 y 1998, la economía rusa cayó 45%.

Cómo explicar, entonces, la supuesta crisis económica de la década de los 80, cuando durante esos años se registraron los mayores niveles de producción.

Mientras EE.UU. alcanzó niveles de desempleo que ascendieron al 23% durante la Gran Depresión, en la URSS se registraba pleno empleo, el cual se mantuvo hasta 1988.

La inversión en la URSS a finales de la década de los 80 superó la de EE.UU., la de Francia, Alemania y Gran Bretaña.

ÍNDICE DE INVERSIÓN (1980=1) [6]

La URSS creó por primera vez el sistema de educación gratuito hasta el nivel universitario. La tasa de analfabetismo en 1890, durante el zarismo, era 85%, en 1917, cuando inició la Revolución Bolchevique, era 79%, en 1939 descendió a 19% y en 1959 llegó a 1%. Para el año 1969, la URSS era un país libre de analfabetismo.

La Organización Mundial de la Salud, en un informe publicado el año 1963, concluyó

… los servicios sanitarios de la URSS, tanto preventivos como terapéuticos, están gratuitamente a disposición de todos los ciudadanos sin distinciones económicas o sociales. La labor de los sanitarios, tanto de los especialistas médicos más calificados, como de los feldshers, llega a todos los hogares, incluso a los de las localidades más remotas e incomunicadas. Naturalmente, ello sólo es posible en virtud del carácter estatal de la medicina soviética y, aunque no se prohíbe la práctica privada, ésta es tan restringida que no influye perceptiblemente en la organización general de los servicios sanitarios del país [7].

La esperanza de vida al nacer de los rusos aumentó durante la Revolución. Pasó de 40 años en 1920 a los niveles más altos (69,4 años) a finales de la década de los 80. Al disolverse la URSS, se desplomó la esperanza de vida en Rusia. En menos de 5 años pasó de 69,4 en 1988 a 64,4 años en 1994.

La tasa más baja de mortalidad, para el caso de las mujeres, se registró durante la década de los 80. En 1988 morían 110 mujeres por cada 1000. A partir de 1991, y en menos de 5 años, dicha tasa aumentó 62%.

Los niveles más bajos de casos de tuberculosis se registraron durante la década de los 80. A partir de 1990, una vez disuelta la URSS, se comenzó a evidenciar un repunte.

Fue Viktor Zhdanov, médico soviético, quien en 1958, siendo viceministro de Salud, propuso a la Asamblea Nacional de la Organización Mundial de la Salud una iniciativa global conjunta para erradicar la viruela. La propuesta fue aprobada en 1959, lo que permitió que por primera vez se lograra erradicar una enfermedad a nivel mundial mediante campañas de vacunación, en las que la URSS jugó un papel protagónico.

El consumo de alimentos por persona en la URSS, para el año 1980, era superior al de EE.UU., a excepción de la carne. Adicionalmente, el consumo de alimentos per cápita en la URSS durante el año 1989 fue mayor al compararlo con el de 1980.

CONSUMO DE ALIMENTOS (Kg por persona al año) [8]

El consumo de alimentos del pueblo soviético era el más alto al compararlo con Europa, EE.UU. y España. Alcanzó en 1989 las 3.500 kilocalorías diarias por persona. Sin embargo, a partir de 1990 comenzó a descender. En 1991 se ubicó en 2.800 kilocalorías diarias, recordamos que la FAO establece como mínimo, para garantizar seguridad alimentaria, 2.780 kilocalorías. Mucho se dijo acerca del bajo consumo de carne de la población soviética. Al respecto, hay que recordar que por condiciones climatológicas los países de la URSS no son productores de carne bovina, debido a la falta de agua y de pasto para la alimentación del ganado. La URSS importaba 2 kilogramos de carne por persona al año, lo que equivalía al 1% de sus importaciones. Países como Alemania e Italia importaban 4 y 7 veces más de carne que la URSS. Adicionalmente, la importación de carne era más que compensada por la exportación de pescado, la cual ascendía a 20 kilogramos por persona al año.

Desde el año 1906 y hasta 1990, la estatura promedio del soviético aumentó, pasó de 1,57 cm a 1,75 cm (1978). Para el año 2008 se registró una estatura menor a la de la década de los 60, 1,67 cm.

Observando el comportamiento de estos indicadores, muchos de ellos tomados de la Organización de Naciones Unidas, del Banco Mundial y de la OECD, no podemos concluir que el socialismo sea un modelo fracasado.

En un informe preparado en diciembre de 1982 por Henry Rowen, presidente del Consejo Nacional de la CIA, y publicado por el comité conjunto de economía del Congreso de EE.UU., se lee : la economía soviética es altamente autosuficiente y está lejos de experimentar un colapso [9]. Dicho estudio también indicó que “la URSS experimentó un crecimiento económico continuo y una mejoría en el nivel de vida de su población durante los últimos treinta años”. Destaca el estudio la habilidad de la economía soviética para mantener su viabilidad ante la ausencia de importaciones. Esa habilidad es mucho mayor que la de la mayoría, y posiblemente todas, de las economías de otros países industrializados [10].

¿Cómo explicar, entonces, que de manera repentina, a partir de 1985, el pueblo soviético se viese sometido a largas colas para adquirir alimentos ? ¿Cómo explicar que intempestivamente, luego de 70 años de Revolución, se desatara una supuesta crisis del socialismo ?

La respuesta no sólo la hallamos en el discurso ofrecido por Margaret Thatcher aquel diciembre de 1991. También lo confesó Mijaíl Gorbachov en un discurso que dio el año 2000 en una universidad norteamericana en Turquía. Dijo Gorbachov :

El objetivo de mi vida fue la aniquilación del comunismo … mi esposa me apoyó plenamente y lo entendió incluso antes que yo (…) para lograrlo logré encontrar compañeros de lucha, entre ellos A.N. Yakovlev y E. A. Shevardnadze … Aproveché mi posición en el Partido y en el país, tuve que sustituir toda la dirección del PCUS y de la URSS, así como la dirección de todos los países socialistas de Europa [11].

Recientemente, la CIA desclasificó algunos documentos donde se afirma que “el magnate financiero George Soros y la CIA ayudaron a Gorbachov a proporcionar la posterior disolución de la URSS”. Sobre ellos el analista y exempleado de la Agencia de Seguridad Nacional, Wayne Madsen, afirmó que el multimillonario George Soros proporcionó en 1987 cobertura económica al gobierno de Mijaíl Gorbachov, a través de una ONG de la CIA conocida como el Instituto de Estudios de Seguridad Este-Oeste, IEWSS, por sus siglas en inglés [12].

Por su parte, Valentina Rushnikova, economista y exempleada de la comisión agroindustrial del Estado de la URSS, en un artículo publicado en 2011 afirmó :

Mucho antes de 1991 ya se había creado y estaba en pleno funcionamiento la “quinta columna”, inculcando progresivamente en la conciencia de la gente el irrespeto por el modo de vida socialista, a menudo originando problemas de un modo artificial. No solo operaba la propaganda antisoviética, que se servía de determinadas dificultades del sistema socialista, también estaba en marcha la actividad saboteadora, oculta hasta ese momento.

Una de las direcciones fundamentales para exacerbar la tensión en la sociedad fue la creación artificial de problemas relacionados con el suministro de bienes de consumo, en primer lugar con productos de alimentación. Desde mediados de los 80, en muchas ciudades y núcleos urbanos comenzaron a escasear los productos de alimentación en muchos aparadores de las tiendas, y no sólo las exquisiteces, sino también los productos de consumo diario. Era un proceso que iba en aumento de año en año, con la única excepción de la capital, donde la variedad de productos de alimentación se mantenía a un nivel decente [13].

Explicaba Rushnikova que :

En 1987 el volumen de producción de la industria alimentaria, en comparación con los indicadores de 1980, había crecido en un 130%. En el sector cárnico ese crecimiento ‒en comparación con 1980‒ había sido de un 135%, en el sector de lácteos fue de un 131%, en el de pescado de un 132% y en el de derivados de la harina de un 123%. En ese mismo periodo de tiempo, el crecimiento de la población fue de un 6,7%, mientras que el salario medio en la economía creció de media un 19%. En consecuencia, la producción de productos de alimentación en nuestro país iba muy por delante del incremento de población y del poder adquisitivo.

Todas las empresas de la industria alimentaria trabajaban a plena capacidad, estaban garantizados los suministros de productos agrícolas y de otros tipos de materias primas necesarios para su funcionamiento, así como la mano de obra. Significa esto que el desarrollo de la industria alimentaria en modo alguno pudo ser el causante de la escasez de género en las tiendas de comestibles [14].

Concluye la economista :

Por eso sólo cabe hacer una deducción : la escasez fue generada de modo consciente, artificial, pero no en la etapa de la producción, sino en la esfera de la distribución. El objetivo era crear tensión social en el país. Por cierto, que nuestra generación recuerda bien el programa “600 segundos”. En él, en 1990, se mostraron reportajes bastante elocuentes de cómo se destruía embutido, mantequilla, aceite y otros productos que ya eran deficitarios en ese momento. En una de las publicaciones de la época, el entonces alcalde de Moscú y hoy consejero del alcalde, Gabril Popov, reconocía esos casos en que se destruían productos de alimentación con el objetivo de generar escasez en la ciudad. En la prensa se informaba cómo se habían detenido al unísono, para ser “reparadas”, todas las empresas que producían tabaco y detergente [15].

Los medios de comunicación desempeñaron un rol protagónico a finales de los 80. Afirma Kara Murza :

Si entre la población apareció alguna sensación de crisis, esto fue debido a la insistente campaña de prensa y TV. Un ejemplo : el consumo de leche y productos lácteos en 1989 fue en la URSS de 341 kg por persona (en EE.UU. 260 Kg), pero un 44% respondió en la encuesta de percepción que consumía, a su juicio, poco. Y donde más se prestó la población a la campaña antisoviética, más amargada estaba la gente. En Armenia, donde los radicales le dieron el primer golpe militar a la URSS, desatando la guerra criminal contra los azeríes, el 62% estaba descontento de su consumo de leche, que en realidad era de 480 kg por persona”.

Otro fenómeno se dio en la URSS a finales de los años 80 y está relacionado con la brecha, cada vez mayor, entre el tipo de cambio oficial y el que se marcaba en los mercados ilegales. Para el año 1990, el tipo de cambio oficial era 1,68 rublos por dólar, mientras que en el mercado ilegal, este ascendía a 10 rublos por dólar. En abril de 1991, la tasa oficial del Banco del Estado era de 1,75 rublos por dólar, y la tasa del mercado ilegal era de 30 a 33 rublos, es decir, 19 veces mayor. No sólo se evidencia una brecha desproporcionada entre ambas tasas, sino el aumento de 230% del tipo de cambio ilegal entre 1990 y 1991. Al respecto, Kara Murza, al referirse al manejo que los medios de comunicación dieron a la situación de la URSS, afirma :

En un número de 1990 El País dedicó todo un artículo al rublo soviético, demostrando lo mala que era la economía de la URSS. Se dijo : “El rublo ha perdido completamente su valor y se cambia en el mercado negro diez rublos por un dólar”. Pero ¿por qué el valor se mide en el mercado negro en que circulaban sumas míseras, microscópicas en relación con el tamaño de la economía ? Evidentemente, hay medidas absolutas, con que se comparan las unidades de recursos independientes del lugar, el orden económico o la ideología. Estas medidas expresan el valor de la moneda en el lugar donde ésta funciona. Sabía muy bien el corresponsal de El País estas medidas y el volumen de rublos fluidos en cada una de estas vertientes. He aquí algunas : 1 viaje en metro en Moscú valía 0,05 rublos, y en Nueva York, 1,5 dólares. Esto significa que la misma suma de recursos “absolutos” (maquinaria, construcción, energía, mano de obra, etc.) necesarios para proporcionar 20 viajes en metro se pagaba por 1 rublo o por 30 dólares. Es decir, en términos de transporte el valor de 1 rublo era equivalente al de 30 dólares (lo que equivale a decir que 1 dólar equivale a 0,33 rublos). En términos de pan, un rublo valía lo mismo que 12 dólares. En comunicaciones (teléfono), unos 20 dólares, en término de medicinas, 30 dólares y en la compra de vivienda, 15 dólares. Éste era el valor real del rublo como medio de pago de los bienes básicos.

Cabe preguntarse : ¿Hubo manipulación mediática del tipo de cambio en los mercados ilegales ? ¿Qué relación pudo haber tenido esta marcación con los niveles de precios en la economía soviética de finales de los 80 e inicios de los 90, los cuales registraron aumentos importantes durante ese período ?

No hubo tal fracaso del socialismo como sistema económico, social y político. No es lo que muestran los indicadores. Por el contrario, el deterioro se observa a partir de 1991, una vez liberados los mercados. En todo caso, de atribuirse un fracaso a la Revolución Bolchevique, fue el no haberse blindado ante los ataques y sabotajes por parte del imperialismo. El capitalismo, desde octubre de 1917 se sintió amenazado, tal como lo confesó Margaret Thatcher, por un modelo alternativo de igualdad y de justicia social, el cual mostró sus logros durante 70 años de Revolución. El imperialismo, ante tamaña amenaza, actuó en consecuencia.

A cien años de la Revolución Bolchevique recordamos a Lenin, quien en su momento lo alertó :

Durante mucho tiempo después de la Revolución, los explotadores siguen conservando de hecho, inevitablemente, enormes ventajas : conservan el dinero (no es posible suprimirlo de golpe), algunos que otros bienes muebles, con frecuencia valiosos ; conservan las relaciones, los hábitos de organización y administración, el conocimiento de todos los “secretos” (costumbres, procedimientos, medios, posibilidades) de la administración ; conservan una instrucción más elevada, sus estrechos lazos con el alto personal técnico (que vive y piensa en burgués) ; conservan (y esto es muy importante) una experiencia infinitamente superior en lo que respecta al arte militar, etc., etc.

Si los explotadores son derrotados solo en un país –y éste es, por supuesto, el caso típico, pues la revolución simultánea en varios países constituye una rara excepción– seguirán siendo, no obstante, más fuertes que los explotados, porque sus relaciones internacionales son poderosas. Además, una parte de los explotados, pertenecientes a las masas menos desarrolladas de campesinos medios, artesanos, etc., puede seguir y sigue a los explotadores, como lo han probado hasta ahora todas las revoluciones, incluso la Comuna (porque entre las fuerzas de Versalles había también proletarios, cosa que “ha olvidado” el doctísimo Kautsky).

Por tanto, suponer que en una revolución más o menos seria y profunda la solución del problema depende sencillamente de la actitud de la mayoría ante la minoría, es una estupidez inmensa, el más necio prejuicio de un liberal adocenado, es engañar a las masas, ocultarles una evidente verdad histórica. Esta verdad histórica es la siguiente : en toda revolución profunda, la regla es que los explotadores, que durante bastantes años conservan de hecho grandes ventajas sobre los explotados, opongan una resistencia larga, porfiada y desesperada. Nunca –a no ser en la fantasía dulzona del melifluo tontaina de Kautsky– se someten los explotadores a la voluntad de la mayoría de los explotados sin haber puesto antes a prueba su ventaja en una desesperada “batalla final”, en una serie de batallas. El paso del capitalismo al comunismo llena toda una época histórica.

Mientras esta época histórica no finalice, los explotadores siguen inevitablemente abrigando esperanzas de restauración, esperanzas que se convierten en tentativas de restauración. Después de la primera derrota seria, los explotadores derrocados, que no esperaban su derrocamiento ni creían en él, que no aceptaban siquiera la idea de que pudiera producirse, se lanzan con energía decuplicada, con pasión furiosa y odio centuplicado a la lucha por la restitución del “paraíso” que les ha sido arrebatado, en defensa de sus familias, que antes disfrutaban de una vida tan dulce y a quienes la “chusma vil” condena ahora a la ruina y a la miseria (o a trabajo “simple”).

Y detrás de los capitalistas explotadores sigue una gran masa de pequeña burguesía, de la que decenios de experiencia histórica en todos los países nos dicen que titubea y vacila, que hoy sigue al proletariado y mañana se asusta de las dificultades de la Revolución, se deja llevar del pánico ante la primera derrota o semiderrota de los obreros, se pone nerviosa, se agita, lloriquea, se pasa de un campo a otro [16].

Reconocer los mecanismos mediante los cuales el imperialismo históricamente ha boicoteado y asediado los modelos alternativos que constituyen una amenaza a los grandes capitales, es fundamental no sólo para tener conciencia de la otra versión de la historia, aquella que ha estado ausente en el discurso y medios de comunicación hegemónicos, sino para no caer en las manipulaciones que pretenden confundir y hacer ver un supuesto fracaso del socialismo y, por lo tanto, caer en el error de la necesaria transición al libre mercado como orden económico exitoso.

Es imperioso identificar y saber cómo funcionan los mecanismos que durante años ha empleado el gran capital para sabotear los modelos de igualdad y de justicia social. Entre ellos : 1) la alteración de los canales de distribución de bienes esenciales que derivan en colas y en la proliferación de mercados ilegales ; 2) la alta dependencia a grandes monopolios productores, distribuidores e importadores de bienes esenciales ; 3) la manipulación del tipo de cambio en los mercados ilegales que se traduce en incrementos inducidos y desproporcionados de precios ; y 4) así como los bloqueos comerciales, sean éstos encubiertos, como ocurrió en Chile (ya develado en los documentos desclasificados) [17] o formales como ha sido el bloqueo genocida contra el pueblo cubano.

Hoy, y desde 1999, Venezuela es considerada una amenaza extraordinaria e inusual para el imperialismo, no porque tengamos armas, sino por la voluntad de un pueblo que decidió transitar hacia un modelo de justicia social e igualdad.

Hoy, y desde 1999, los grandes capitales han puesto en práctica todos los mecanismos para desestabilizar la economía venezolana : han acaparado alimentos, distorsionado los canales de distribución de los bienes esenciales, manipulado el tipo de cambio ilegal, inducido la inflación, bloqueado financieramente y embargado comercialmente al país. Con el apoyo de los medios de comunicación y en un discurso dominante han atribuido las consecuencias de estos actos genocidas al fracaso del modelo revolucionario. Buscan con ello presionar y justificar la transición hacia una economía de libre mercado.

No nos dejemos confundir. No repitamos los errores.

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