Tres expertos de la comunidad médica y científica explican los errores del Gobierno en el control de la pandemia y los peligros a los que la sociedad está siendo expuesta
Juan Carlos Hurtado Fonseca
@Aurelianolatino
No se entiende cómo cuando la curva de contagios no mostraba un descenso o no había un control de la pandemia gracias a las políticas del Gobierno nacional, se decidió abrir nuevamente la economía.
Y aunque para muchos ya era necesario reiniciar actividades, los objetivos del confinamiento no se habían cumplido. Es decir, el sistema de salud nunca logró adecuarse a la realidad del virus y, por lo contrario, lo que hizo fue develar sus debilidades.
Para la epidemióloga Maribel Arrieta, integrante de la junta directiva del Colegio Médico de Bogotá, la apertura hay que analizarla desde varios puntos de vista. El primero es que la cuarentena como estaba no tenía más funcionalidad porque había sido muy larga y los objetivos trazados, en cuanto a mejorar la capacidad de hospitalización en Unidades de Cuidados Intensivos, UCI, no se cumplieron, aunque reconoce esfuerzos por mejorar la capacidad del sistema.
“El presidente Duque ha hablado del entrenamiento de 95 mil profesionales de la salud, no sé cómo obtuvo esa cifra. Uno se hace muchas preguntas como médico y como participante del gremio de la salud”, expresa la epidemióloga.
Por otra parte, como un hecho de alta irresponsabilidad gubernamental es calificado por el presidente de la Federación Médica Colombiana, Sergio Isaza, el hecho de volver a la calle en las actuales condiciones de la pandemia. Para él, las medidas tienen explicación en que hace unas semanas la Asociación Colombiana de Empresas de Medicina Integral, Acemi, gremio que aglutina a las EPS, le pidió al Gobierno que no hicieran más pruebas porque -dice- ellos tendrían que pagar, así evitarán costos a los que están obligados. El Gobierno obedeció.
“Acemi es una entidad financiera, es la que determina y marca las pautas en las políticas de salud pública y en las metodologías epidemiológicas, entonces ellos dicen que es suficiente la sospecha de contacto o el contacto con un sospechoso y que por eso no hay necesidad de pruebas, ni pruebas posteriores. Y el ministerio de Salud decide hacer caso”, argumenta Isaza.
El planteamiento del presidente de la FMC es más delicado cuando asegura que Carlos Álvarez, vicepresidente de Colsanitas, es uno de los asesores de la cartera de Salud y no se declaró impedido.
Cifras manipuladas
Por otra parte, el médico y doctor en Administración y Políticas de Salud, Román Vega, dice que las medidas adoptadas por el Gobierno se habían vuelto insostenibles en términos económicos, y no habían logrado controlar la expansión del virus.
Para el doctor Vega, los datos del Gobierno no son confiables por su marcado subregistro y las cifras reales son muy distintas a lo que muestran a diario: “Hay una enorme distancia entre los 600 mil casos acumulados en los boletines oficiales y la realidad que sería de millones de casos”.
Al ver los reportes oficiales, en las últimas dos semanas de agosto hubo una reducción del número de toma de pruebas diarias en un 27% aproximadamente. Es decir, se redujo 41 mil a 30.400 promedio en los últimos tres días. A menos pruebas menos casos de contagios (Ver gráfico). Justo el pasado primero de septiembre, día de la reapertura de la economía, el Ministerio de Salud reportaba 30.890 muestras procesadas, 8.901 casos nuevos y 389 fallecidos.
No se llegó a las 50 mil pruebas diarias en el país, como lo requería y aconsejaba la comunidad científica. Al no hacer las suficientes no se hace seguimiento y la población queda a la deriva. “Luego le van a echar la culpa del incremento de los casos a la indisciplina de la población, van a decir que es porque la gente no se cuida. Es una canallada”, señala Isaza y agrega: “Los datos que nos están dando son viejos porque no se hacen pruebas. Es una manipulación de la información y una irresponsabilidad total del Estado para proteger a la población, para prevenir enfermedades y muertes”.
En ese mismo sentido se pronuncia Román, quien asegura que la toma de muestras e información arrojada no se está categorizando para clasificar las clases y grupos sociales más afectadas por la pandemia, a muchos no le hacen las pruebas porque aseguran que si en una familia hay un infectado ya la familia lo está, pero eso no está en las estadísticas. “No hay claridad del comportamiento de la pandemia”.
Fallas de origen
Al regresar al tema de la efectividad en las medidas gubernamentales para atender la pandemia, la doctora Maribel explica que se quedaron cortos porque se enfocaron solo en el confinamiento y dejaron de lado la prevención a nivel comunitario, ya que no dicen cuántos equipos de salud hay para hacer el rastreo y la contención de los contagiados, es decir, los cercos epidemiológicos que son tan importantes como las UCI.
Ese rastreo permitiría un aislamiento selectivo que hubiera evitado la prolongación del confinamiento. “Esa labor en la comunidad hubiera sido más eficiente. El Gobierno nacional y los locales deberían decir cuántos equipos de penetración comunitaria por cada 10 mil habitantes tienen para hacer los cercos epidemiológicos”, comenta y agrega que los errores han sido identificados hace meses. “La cuarentena inicial debió ser mucho más estricta, lo que hubiera evitado que fuera tan extensa, de las más largas del planeta”.
Desde el comienzo de la crisis sanitaria, la Federación había advertido que el confinamiento debería estar acompañado de pruebas diagnósticas y de seguimiento para conocer la cantidad de personas que tienen anticuerpos y programar acciones.
“Habíamos planteado otras medidas más allá del confinamiento como la renta básica para que las familias más desfavorecidas no tuvieran que salir, alimentos no perecederos y elementos de protección personal para el personal médico, y pruebas para el personal sanitario, de transporte público, sistema bancario, vendedores de supermercados y tiendas, y para la fuerza pública”, indica el doctor Sergio Isaza.
Lo que viene
Ahora, todo queda en manos del autocuidado y del sistema inmunológico de cada persona, así lo señala la doctora Maribel, y coinciden con ella los médicos Isaza y Vega.
Para ella es muy posible que en pocas semanas el país esté en un nuevo confinamiento estricto. Al presidente de la Federación Médica no le cabe la menor duda de que en pocas semanas habrá un rebrote del virus, pero al no haber las suficientes pruebas no se podrá saber bien lo que pasa.
Para él mismo, aunque el Gobierno se empeñe en decir que no hay colapso de sistema de salud, este existe ya que hay médicos a quienes les deben hasta 17 meses de salario, y a quienes menos les deben, les adeudan tres mesadas. “Ha habido un pésimo manejo de la salud pública”.
A su vez, Román Vega concluye que sin haber controlado la propagación del virus abren toda la economía y quieren obligar a actividades escolares lo que acarrearía mayores peligros pues “ellos solo están pensando en la ganancia de los empresarios, y es una estrategia peligrosa porque quienes serán los más afectados son las clases sociales subordinadas como lo trabajadores, las poblaciones rurales, vendedores ambulantes, indígenas o la fuerza de trabajo en concreto. La clase dominante no se expone a estas dinámicas”.