Por: Guillermo Rico Reyes
¿Que pretende el paramilitarismo con los crímenes que comete y sus amenazas a líderes de todo el país y todos los grupos étnicos?
¿Por qué la persecución y eliminación de intelectuales de todas las disciplinas y opositores al Estado actual?
¿Por qué el Estado señala al narcotráfico como único responsable de la sangre que baña a todo el país y su argumento se convierte en el silencio cómplice de ese Estado?
Hace varias décadas, casi un siglo ya, España vivía cambios importantes que la encaminaban a un nuevo país: La Republica. Intelectuales de todas las corrientes se dieron a la tarea de educar a las masas para comenzar la construcción de ese nuevo país, donde los tradicionales dueños del poder no tendrían su omnipotencia y el pueblo podría decidir su futuro.
La nueva arquitectura tendría muy en cuenta la justicia social para que cada español pudiera realizar sus sueños, tierra para el que la trabaja, educación, salud, vivienda… es decir dignidad para todos. Los grandes intelectuales fueron los obreros de la arquitectura de este nuevo modelo de Nación, Machado, Hernández, Federico, Unamuno y hasta Pablo el chileno se comprometieron en esta labor que muy pronto logró sus frutos.
El viejo país no lo soportó; duques y duquesas, condes y condesas, iglesias y fanáticos, políticos y poderosos, se unieron para asesinar a los constructores de esa nueva Nación y muy pronto la guerra estalló.
En la sublevación de las tropas al nuevo gobierno, en la Universidad de Salamanca, el comandante, general José Millán Astray sabotea el discurso de Miguel de Unamuno gritando ¡¡VIVA LA MIERTE, MUERTE A LOS INTELECTUALES!! (Otras versiones aseguran que el grito fue: Viva la muerte, abajo la inteligencia) a lo que el filósofo le respondió algunas de las frases que rescató para este escrito: “asesinar la inteligencia sería como matar la vida” o la que a mi parecer, es la más pedagógica “Debemos ser como los molinos, permanecer de pie frente al viento cuando más arrecia, porque esa fuerza nos hará trabajar con más vigor.” Y “Matareis, pero no convenceréis”
Exactamente eso es lo que quiero decirle a las águilas negras… mataran, como lo están haciendo en todo el país, pero nunca convencerán, pero también les pregunto: ¿porque no dan la cara? ¿Quiénes son? ¿Quiénes los financian? ¿Porque no se abren al debate? ¿Porque no entienden que solo la inteligencia logrará la construcción de la gran Nación que todos queremos? ¿Serán por siempre los asesinos del establecimiento, los del trabajo sucio, mientras que los autores intelectuales se jactan de su impunidad? finalmente les pido que entiendan que por balas que disparen asesinado al pueblo, nunca detendrán los procesos sociales.
A ellos, a los asesinos que escriben panfletos con listas de trabajadores que tratan de construir un nuevo país con justicia social, les recuerdo la hermosa canción que la poetisa cantautora argentina María Elena Walsh, les dedicara a los militares de la dictadura argentina que violaron, desaparecieron y asesinaron a miles de sus compatriotas y al final, todos terminaron en las cárceles:
“Como La Cigarra”
Cuantas veces me mataron
Cuantas veces me morí
Sin embargo estoy aquí, resucitando
Gracias doy a la desgracia y a la mano con puñal
Porque me mató tan mal
Y seguí cantando…
Podrán asesinar mil periodistas, pero siempre habrá una mano que recoja la pluma caída…
Podrán asesinar mil líderes, pero siempre otra mano izará la bandera…