Hoy, nuestro libro recomendado es ESCOBAS PARA REINAS TRISTES, de Nessnio. Una lectura que hace un hombre de forma fina y elegante en su pluma a las mujeres, para visibilizar desde diferentes perspectivas sus realidades. Para conseguir el libro, pueden escribir a la cuenta de Twitter de @Nessnio
“El autor Nessnio en su libro de cuentos intitulado tiene dos cuentos muy bien logrados que son, el primero Sofideba Tena Tona, es un despliegue soberbio de prosa, y una sola metáfora puede justificar toda una obra literaria, en la medida en que esté acotada por las palabras justas y necesarias, como estas: “Melagüe, pasado un tiempo desarrolló su instinto de hembra y se entregó a la lujuria del hombre que moría por besar su sombra.” Esa bella metáfora muestra las potencialidades de un escritor. El lector tiene en sus manos un texto que lo deleitará por su prosa fluida” Gilberto Tobón Sanín, docente y analista político.
Escobas para reinas tristes
Gaby soñando con su vestido de flores
La tristeza impregnaba cada lugar, movía la llama desolada de las plegarias y sacudía la masa arbórea con una fascinante precisión, que parecía un monstruo gigante y terrible observando; estaba en la jaula con los pájaros que no cantaban, en el aliento añejo de las cebollas de la cocina, en su ropa abandonada a la triste bondad de la compasión y en sus inservibles zapatos humeantes casi a punto de salir a caminar en círculos por el patio, asimismo, en los asientos reposados de mecedor observando la densa infinitud y en el rojo vivo de la ropa interior secándose cerca del huerto, muy arrogante y femenina, muy lujuriosa y pendenciera.
Sofideba tena tona
Ella asumió su papel de esposa, entonces despejó la vivienda, corrió las hormigas y las arañas, barrió las miserias de la soltería, puso una mesa y unas sillas para comer como la gente, le cocinó la carne con especias y tomates y le agregó la sal de los placeres a la comida.
Puso canastos con frutas y cordeles para colgar los peces secos y las vestimentas, sacudió los cueros y las alfombras, construyó una cama apacible y empezó a exigirle que se limpiara los pies antes de ingresar a la morada.