Por @Nessnio
Un ex congresista descalificado y un fascinante delator, hacen parte del convulsionado escenario nacional, que va dejando morir los días entre la desesperanza de un gobierno acéfalo, entre el encierro y el hambre en los tiempos del covid. Al mejor estilo de una producción de Netflix, surgió un documental inadvertido en su exitosa aprobación y difusión para el expresidente caballista, a quien no se le riega el tinto montando caballos finos, pero si se le escapó de las manos esta acción efectuada por una nueva sociedad con convicciones absolutas, que le recuerda constantemente que mientras él se deshace en su vejez y en el fermento natural de sus odios, una generación ávida de sueños, batallará por construir un país con una configuración socioeconómica, socio ambiental y socio política muy distinta del histórico conocido, sumando que expresa de forma contundente en todos los escenario, un no rotundo al anacrónico uribismo.
Con lo dicho, ayer los miles de ciudadanos que pudieron ver este trabajo audiovisual titulado Matarife, lo apoyaron categóricamente en los premios India Catalina y en dos modalidades, infiero que estos hechos desacreditan aún más al deslustro líder antioqueño, otrora poderosa e inamovible figura nacional y que hoy se deshace en sus discursos cadavéricos del pasado y en los laberintos perpetuos de sus mentiras.
Todo parecía indicar que los contenidos de esta producción audiovisual y anclada única y exclusivamente a las matrices de las redes sociales, presentaría información ya muy conocida de la marisma turbulenta que rodea la vida de este ex senador, pero según la opinión nacional, llama la atención el impecable orden cronológico de los temas, su objetividad informativa y por supuesto periodística. Hay que agregar que estas calidades mencionadas del documental, fueron una constante desde los primeros 6 minutos que duró el primer capítulo, logrando en dos días más suscriptores en YouTube que la mayoría de medios informativos nacionales en varios años.
No obstante, también se comentó en el calcinante ambiente virtual, que tan ceñido primer capítulo liberó más información que la que medios conocidos como RCN y Caracol habían expuesto sobre los mismos temas en años. Como ejemplo podríamos citar el caso del Nogal, el cual era un hecho que se conocía de manera cicatera y casi manipulado con herramientas quirúrgicas para mitigarlo, hasta que ocurrió el repudiable atentado terrorista perpetrado por las FARC, la noche del 7 de febrero del 2003 a las 8 y 11 minutos que acabó con la vida de 36 inocentes.
Posterior al terrible suceso, se ventiló que reuniones entre miembros del gobierno y los grupos paramilitares eran comunes, convirtiendo al selecto club en la segunda casa de Nariño, también se afirma que desde allí se planearon varias operaciones militares y que estas acciones pusieron en riesgo a los habitantes de la zona, pues su lugar de reposo se había convertido en un objetivo militar para los grupos subversivos.
Otro aspecto importante y que fácilmente nos podría generar suspicacias, es el caso del ciudadano oriundo del departamento del Meta Jaime Quiñonez, quien 16 días antes del atentado, advirtió a las autoridades sobre la acción que pretendía efectuar la guerrilla; sin embargo, la investigadora del CTI Helena Zorrilla recibió la denuncia y la trasladó al extinto DAS, al tiempo que se exiliaba por amenazas contra su vida según versiones de algunas víctimas del trágico capítulo; pero las suspicacias vienen cuando días después del atentado, aprovechando el exaltado rechazo ciudadano ante los sanguinarios hechos, el gobierno de Álvaro Uribe Vélez tramita el estatuto antiterrorista que le concedía controvertibles herramientas de operatividad a la fuerza pública, como allanamientos, interceptaciones y registros sin orden judicial; hoy coincidimos que toda esta orgía lujuriosa de poder sobre las armas del estado, hubiera agravado aún más a una Colombia hecha una fosa común por la violencia, si recordamos el escabroso capítulo de los falsos positivos develado en los tiempo posteriores.
Con este escrito, también instamos al exparamilitar Salvatore Mancuso a confesar con detalle, si realmente desayunaba huevos en cocotte con pan francés y disfrutaba del café por las mañanas desde este icónico sitio del jet set bogotano, no olvidar que en este mismo lugar la hoy Vicepresidenta Marta Lucia Ramírez y quien para las fechas fungía como ministra de defensa, dormía plácidamente y comía a manteles con la selectividad de los invitados.
La serie también menciona “El Nogalito”, término con el que el autor de la serie Matarife Daniel Mendoza nos sorprende, describiendo los estrafalarios privilegios dentro de la cárcel La Picota, a favor de una confinada clase política corrupta y también de los peligrosos paramilitares.
Me animo a sentenciar que estos políticos presos, son los condenados del carrusel de la contratación, agro ingreso seguro, yidis política, cartel de la toga y odebrecht … “La mayoría de aquellos vándalos perfumados, que destrozan la ley a pedradas y entran en las arcas públicas a tragárselo todo”. Así de forma certera y concisa lo definió el mismo Mendoza.
Pero para terminar robusteciendo lo dicho en Matarife, diremos que un informe reservado del INPEC del 7 de julio de 2015 y en nota del periódico El Tiempo para la fecha del 8 de julio del mismo año, señaló que una comisión de la policía judicial, tuvo que llevar un cerrajero para abrir y cambiar cerraduras del Ere Sur de La Picota, zona conocida como el pabellón de los parapolíticos para recuperar 22 celdas que eran usadas de forma irregular por estos reclusos. Es oportuno mencionar que esta circunstancia salió a la luz por el escándalo que generó el intento de Emilio Tapias por remodelar su celda y de igual forma expresar, que por esta investigación fue separado de su cargo el subdirector Miguel Ángel Mota. Con todo, licores, neveras, televisores, Jamones importados, prostitutas, música estridente, apuestas millonarias en acalorados alborotos y hasta una oficina jurídica funcionaba en la zona, como parte de la extravagancia absurda derivada de los círculos del poder de los exclusivos delincuentes.
¿Pero quién es Daniel Emilio Mendoza Leal?, ¿Cómo alguien que no figuraba en el radar de los medios informativos engreídos y dominantes de la opinión nacional, logró conquistar la atención de millones de personas en Colombia y en otros países? ¿Cómo alguien que hace parte de las elites se convierte en la oveja negra, en el renegado y en el paria de esta exclusiva y privilegiada sociedad? Pues precisamente debemos empezar por aquí, ya que esta simbiosis de carácter y personalidad, van de la mano con la enorme reflexión y sensibilidad que cobra existencia en muchos nacionales, fatigados por el esclavismo institucional que padecemos, de precisar como se apalea al inerme y se protege al hampón, que reconocen las realidades de ciudadanos cansados de empeñar toda su existencia para acceder a una vivienda digna, de padres que envejecen ante el reflejo del espejo que los acusa de haber fracasado con la educación para sus hijos, de abuelos desamparados mirando lánguidos por el cristal de las ventanas, de madres envejecidas vendiendo bombones, dulces y cigarrillos en las esquinas, en una lucha generalizada de los sin apellido y sin fortuna y de los que huyen de la sentencia de no tener donde morirse. Si, Colombia empieza a reflexionar y a comprender que la paz no es solo la ausencia del conflicto, es también la permanencia de los derechos fundamentales de todos los que componemos esta sociedad.
Claro que estas son las mismas causas que han fructificado en muchos heroicos e irreverentes Delatores, como Gonzalo Guillen, Julián Martínez, Miguel Del Rio, Beto Coral, y otros tantos que lamento no poder mencionar, pero que en el universo infinito de las redes sociales luchan con la bandera de la reflexión, tratando de conquistar la transformación del pensamiento nacional. ¡Lo haremos!
Por lo demás, Daniel Emilio Mendoza Leal es un abogado penalista y escritor, que sufrió siendo un niño con la separación de sus padres, que se enamoró perdidamente de la empleada del servicio, observando en ella la mirada triste de la pobreza y de la discriminación, vomitando después con repulsión todo lo que su elitista círculo social le había enseñado sobre el mundo y sus perversiones. Si, él no es un reclamante carente de apellido y de dinero, él es un genuino revolucionario de las injusticias permanentes, que refutó a su propia familia por perseguir el ideal de los justos, por ende, Matarife se convierte en un nuevo instrumento de los oprimidos y seguirá su curso y peregrinaje por el camino serpenteado de la conciencia humana nacional y mundial, dejando durante todo su periplo los vestigios de una Colombia convertida en una fosa común, y de rodillas ante una clase política perversa e incapaz de traducir el lenguaje ciudadano que pide a gritos la paz y la justicia.
Joker… ¡Con cariño apreciados guerreros!…
Acompañar esta lectura con la obra del gran Charly García, “Inconsciente Colectivo” ….
Excelente columna!!!! Vamos por la transformación de Colombia💪🏾💪🏾
interesante no sabia muchas cosas de daniel