Las realidades del mundo social e institucional que comienza a vivir Camilo después de 1958 y, particularmente, al regresar a Colombia, lo conducen a prácticas cada vez más comprometidas que empiezan a reformular la dimensión de la fe y de la caridad y lo ubican en un contexto de reflexiones cada vez más profundas y creadoras.
Hasta 1963, gran parte de sus preocupaciones giran en torno a las posibilidades de establecer relaciones sólidas entre la religión y la ciencia, entre la práctica cristiana y la práctica social, entre el mundo real y el mundo espiritual. Sus intereses están atravesados por la distinta relación que se establece entre el papel de las ciencias sociales y el papel de la fe en la comprensión y atención de los problemas humanos.
Para esta época Camilo afirma que hay dos realidades objetivas. Una, la realidad de lo natural y, otra, la realidad de lo sobrenatural. Las realidades naturales son, pues, alcanzadas por la razón y las sobrenaturales son alcanzadas por la fe. Esto es claro: Si hay una realidad natural diferente a la realidad sobrenatural, el conocimiento alcanzado de ella a través de la observación, racionalización y generalización no es específico de los cristianos, es común a todas las personas, y, por lo tanto, en el terreno de las leyes científicas, por ejemplo, es mucho más fácil la comunidad con una mayor parte de la humanidad.
Camilo pondera en un valor superior la producción científica. Se preocupa por que el conocimiento que proviene de la fe sostenga complementarias con el conocimiento científico y con sus prácticas. Considera que las ciencias sociales han dejado de ser especulativas simplemente y comienzan a ser positivas. Han abandonado los universales para volverse inductivas. Están partiendo de una observación sistemática para llegar a una generalización lógica de constantes. Camilo es del criterio que, en el conocimiento natural de realidades naturales, los cristianos podemos y tenemos que estar de acuerdo con una inmensa parte de la humanidad.
Sin embargo, para Camilo la condición de cristiano no es suficiente para que su desempeño sea eficaz. La unión de la fe con la ciencia le va a dar al cristiano una mayor eficacia en su desempeño social. Pero si no es así, suele ocurrir que los no cristianos suelen desempeñarse de mejor manera en las necesidades y urgencias del mundo natural. Para Camilo, el cristiano al tener la gracia, al vivir sobrenaturalmente merece, aunque de acuerdo con sus capacidades y sus oportunidades no llegue a un conocimiento muy perfecto, a una verdad muy sólida. No así el no cristiano, que, al no tener la vida sobrenatural, no merece, aunque su conocimiento sea más valedero.
El médico no cristiano, por ejemplo, puede ser mejor médico que un médico cristiano. Lo mismo que el filósofo, el químico, el artista. El integrismo consiste en creer que lo sobrenatural da por sí mayor eficacia que lo natural.
Camilo es del convencimiento que en lo natural lo cristiano, por serlo, no es más eficaz. Por lo tanto, la ciencia, la política, la economía, orientadas, encontradas por los no cristianos pueden ser más eficaces que las halladas por los cristianos. Pero más allá de la condición pura del ser natural o del sercristiano, para Camilo lo que otorga gracia, y hace a uno y a otrodistintos, o los une, es la forma como expresan sus emociones ysus sentimientos. El ser humano es una realidad integrada natural y sobrenaturalmente. El indicio o señal que da bases para presumir que tienen gracia, es el AMOR.
Camilo el cristiano ama: ese amor lo distingue, lo caracteriza. Las prácticas exteriores sirven como medio para llegar al amor y deben estar movidas a su vez por el amor. Tales prácticas sin el amor no tienen validez. El no cristiano que ama y está buscando de buena fe, tiene las prácticas externas y no ama, no es cristiano.
Pero el amor del cristiano en Camilo no puede ser de cualquier tipo, no puede ser un amor sin resultados, debe ser ante todo un amor eficaz. El hombre integrado desde el punto de vista materia-espíritu, natural sobrenatural, debe estar amando. Así las cosas, ¿qué tiene que ver el cristiano en lo natural? En lo natural, en lo temporal, los cristianos no se diferencian de los demás. Pero tenemos la obligación de diferenciarnos, de ser mejores. Tenemos como imperativo el amor, que si es real debe ser eficaz integralmente, tanto en lo natural como en lo sobrenatural. Si no somos eficaces, si no damos frutos (por ellos nos conocerán), no estamos amando.
Camilo lleva el compromiso amoroso hasta sus últimas consecuencias, no es solo el amor que se refugia en la caridad y cree haber cumplido, es el amor que se compromete a fondo y está dispuesto al mayor sacrificio. Camilo considera que el compromiso temporal del cristiano es un mandato del amor. Debe encaminarse con eficacia y hacia el hombre integral materia-espíritu, natural-sobrenatural. Lo que diferencia al cristiano en el campo natural es su manera de amar, a la manera de Cristo, impulsado por Él. “Nadie tiene mayor amor que aquel que da la vida por sus amigos”. Si el cristiano busca la línea del mayor amor llegará a la mayor eficacia en todos los campos, en el de los universales, en el de los positivos.
Para Camilo el punto de encuentro entre los cristianos y los no cristianos está en las posibilidades que tienen unos y otros de realizarse a través del amor, como un amor eficaz que es capaz de trasformar el mundo porque se da en amplitud a todos los seres humanos. Estamos de acuerdo con los no cristianos, que no sabemos si lo son o no, lo cual solo podemos conocerlo si aman, y los cristianos debemos amar hasta tal punto, que seamos cada vez más solidarios con toda la humanidad.