En una entrevista exclusiva el samario, escritor y profesor orgánico Fernán Medrano abrió las puertas de su vida para contarnos cómo se vive en Colombia. Pónganse cómodos y conozcan su historia.
Vida familiar
SV. ¿Dónde nació?
Fernán Medrano: Bueno, yo nací en Montería, Córdoba. La capital ganadera de Colombia.Montería, linda ciudad.
Sebastián Velásquez: ¿y en cuál barrio te criaste?
FM: Si, Montería es una ciudad fundada por campesinos principalmente, de hecho, de ahí deriva su nombre, Montería es una palabra sinónima de Safari. Y bueno, primero vivíamos en el barrio Mocarí, que dicen es el barrio más antiguo de Montería, después nos mudamos para Cantaclaro. Cantaclaro tuvo una fundación muy violenta, fue fundado por personas desplazadas del Urabá antioqueño y hasta del Urabá chocoano.
SV: ¿O sea que ese barrio tiene historia de violencia?
FM. Si, ese barrio tiene mucha historia de violencia, ahí había una especie de ronderos, los ronderos eran personas que cuidaban de noche el barrio, algunos con armas blancas, con machetes y con cuchillos, y en la noche estaba decretado que no se podía estar en la calle.
SV: ¿Y tienes hermanos o hermanas?
FM: Yo tengo tres hermanas y yo soy el único varón
SV: ¿Y quién te crió?
FM: mi mamá y mi padrastro. Yo le agradezco mucho, mucho a mi padrastro, un hombre tranquilo. Él tiene bastantes raíces indígenas. Es un hombre tranquilo, silencioso, muy sabio. Cuando él habla hay que prestarle atención porque él no es de hablar mucho
SV: Y respecto a tu crianza, ¿crees que recibiste una educación machista?
FM: en el contexto de mi núcleo familiar no, pero en el contexto social caribeño, y no por ser caribeño es que sea machista, sí. Si no tienes varias mujeres o si no tienes novia se empieza a dudar de tu hombría. En mi caso, yo no estaba tan pendiente de las muchachas sino del estudio. El renglón principal de mi vida era estudiar, estudiar, estudiar y leer
SV: ¿Qué piensas de eso?
FM: Y cómo te contaba de que yo me la pasaba leyendo y estudiando, yo casi no le ponía atención a las muchachas, y también porque era muy tímido, era no, sigo siendo muy tímido, lo que pasa es que ahora lo disfrazo porque hablo mucho (risas). Entre mi familia aprendí a respetar a las mujeres, a no burlarme de ellas, a tratarlas como mujeres, con delicadeza, con respeto, con respeto de verdad, no como esos hombres que dicen “yo respeto a las mujeres” y luego juegan con sentimientos, ahí yo no veo ningún respeto. Entonces yo aprendí que a las mujeres hay que respetarlas. Eso me ayudó mucho, mi mamá, mis hermanas, entonces cuando yo veo a una mujer, veo a mi mamá, a mis hermanas, a mi abuela
SV: ¿Crees que a tus padres los educaron de una manera machista?
FM: si, a mi madre la golpeaban para disciplinarla y mi abuelo tenía preferencias por un tío. Ellos eran doce y él siempre fue el preferido, aun siendo grande, un tipo de 60 años y todavía le dicen “Niño”.
SV: ¿Crees que nuestra sociedad es machista?
FM: Si, es machista, Colombia es un país muy machista, Colombia es un país tremendamente machista, aunque se quiera mantener debajo del tapete para decir que no. Hay regiones que son más machistas que otras. Por ejemplo, acá en la costa el machismo es fuerte. Yo alguna vez leí que, en Bogotá, el 39% de las mujeres son madres solteras, pareciera que en Bogotá fuera menos el machismo que en la costa, pero he notado que suceden cosas terribles hacía las mujeres en lugares donde aparentemente el machismo es menor. En general el machismo en Colombia es fuerte. Yo estoy de acuerdo con el feminismo, que no se opone, que no niega, que busca la igualdad. Por ejemplo, yo siento que he sido víctima del machismo porque yo no quiero ser mujeriego pero la sociedad donde vivo me obliga a que tengo que ser mujeriego, entonces si lo eres te ponen diez medallas.
SV: ¿Tú estás casado? ¿tienes hijxs?
FM: no, no estoy casado ni tengo hijos, soy soltero.
SV: ¿desea tener hijxs?
FM: Si, si claro, tengo 36 años, quiero tener.
SV: ¿No sientes miedo de tener hijxs en un país tan violento como es Colombia?
FM: creeme que ese miedo, ahora que tu tocas ese punto, es lo que me ha frenado para tener hijxs, porque yo digo traer hijxs para que se enfrenten a esta sociedad es difícil. Colombia es un país muy difícil para tener hijxs. Colombia es un país que es hace llamar provida, pero Colombia es un país donde sus mejores personas las persiguen y a veces les toca irse para otros países, como el caso de Gabriel García Márquez.
Contexto laboral
SV: ¿A qué te dedicas?
FM: Yo trabajo en programas sociales con la organización internacional para las Migraciones, Profamilia, la OIM y la Universidad Nacional de Colombia.
SV: ¿Qué has hecho allí?
FM: Participé como voluntario en el proyecto piloto de la OIM; en Profamilia, para la defensa y promoción de los derechos sexuales y reproductivos y la prevención de enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados en adolescentes. Además, de ser voluntario en la Universaidad Nacional de Colombia, y trabajé con jóvenes desplazados por la violencia.
SV: ¿Trabajabas para alguna de esas instituciones con contrato?
FM: yo era voluntario de profamilia, me gustaba, me iba a pie, me gustaba ir a dictar charlas porque me gusta la docencia, aunque yo no soy docente, no soy profesor, no tengo un título. Pero soy profesor de mis sobrinos, profesor de mis vecinos, tengo una biblioteca que la comparto con mis vecinos, porque yo vivo en un barrio muy humilde.
SV: ¿Consideras que el estado colombiano te ha ayudado de alguna manera en tus proyectos?
FM: institucionalmente hablando me ha dado algunas oportunidades, pero no tantas condiciones, por ejemplo, cuando yo estudiaba la matrícula en la primaria y en el bachillerato no era gratis, había que pagarla y yo recuerdo que alguna vez me puse a vender pescado porque quería estudiar, yo era un niño ya muy grande, casi un adolescente y no sabía leer. Recuerdo que una señora cristiana tenía una escuelita, y me tocó salirme, ella no cobraba, pero mi mamá necesitaba que le ayudáramos, entonces me salí. Entonces el estado colombiano me ha negado muchas cosas, demasiadas.
SV: ¿O sea que tienes muchas dificultades económicas?
FM: Si, muchas. Yo me fui para Medellín con el fin de entrar a la Universidad Nacional de Colombia y no, eso no fue posible porque no pude sostenerme, tenía que trabajar o estudiar. Luego me fui para Bogotá, la misma situación, en Bogotá duré varios años, tenía que trabajar para pagar transporte, arriendo y alimentación. Nunca pude conseguir un trabajo estable y digno, siempre he sobrevivido, he trabajado ganándome el mínimo y cuando ya me llega el sueldo está todo comprometido. Entonces me vine de Bogotá a dedicarme al trabajo informal en Santa Marta a hacer desde bloques de concreto para construir casas hasta vender en la calle comida. Mi situación económica es bancarrota, es más, debo dos multas al gobierno (risas).
Contexto social y político
SV: Desde esa perspectiva, ¿crees que el sistema económico y político que tenemos es algo que se debe cambiar?
FM: la verdad es que yo me siento un perseguido económico, soy víctima de este modelo social, político y económico. Contra todos los vientos y contra todas las mareas llegué a los 36 años y no ha sido fácil, yo no puedo decir que me he beneficiado. Que se hayan beneficiado los grandes empresarios y terratenientes de este país ya es otra cosa, yo no pertenezco a ese gremio, estoy en las antípodas de ese gremio, soy de los que no tienen tierra ni en las uñas. Este modelo económico privatiza todo, y las cinco primeras letras de esa palabra lo dicen todo, priva, privar es quitar, despojar, y la privatización de la salud nos quita la vida.
SV:: Y hablando de sesgos, ¿tú crees que por tu raza has sido discriminado de alguna manera en Colombia?
FM: Sí claro. Por ejemplo, ¿viste lo que pasó hace unos días con la llegada de la minga en el marco del paro nacional? Los recibieron con disparos. Yo me considero afrodescendiente e indígena y muchas veces me he sentido discriminado, desde el lenguaje, por ejemplo, me han dicho cosas como “este negro qué se cree”.
SV:: ¿Y desde lo laboral?
FM: Si, sí, sí. Por ejemplo, yo tuve que presentar una queja en una empresa en la que trabajé porque mi jefe decía “en Colombia hay tres cosas que son verdad, la burra no es mujer, el costeño no es gente y el ñame no es un alimento”. Así que yo tuve que quejarme ya que pasó de la broma a la agresión.
SV:: ¿Eso dónde sucedió?
FM: Eso fue en Bogotá. Yo presenté una queja, la redacté muy bien, y eso se demoraron un montón en responder. Por último, ya después de un tiempo, el superior me pidió disculpas en público, con toda la comisión, el empleador y el representante de los empleados.
SV: En ese contexto, ¿cómo crees que se deberían invertir los dineros públicos para ayudar a mitigar esa situación?
FM: Colombia necesita invertir mucho más en salud, en educación y en reparar a las víctimas. No puede ser que se esté invirtiendo tanto dinero para la guerra y haya tantas víctimas del estado aun esperando que les solucionen sus casos. A las víctimas en Colombia se les revictimiza.
SV: ¿Entonces menos para la guerra y más para la educación y la salud?
FM: No, para la guerra no debería invertirse ni un centavo, porque la guerra no construye, destruye.
SV: Con todo lo que ha pasado en los últimos días en Colombia, ¿qué piensas de la policía y de las fuerzas armadas?
FM: Esas son unas instituciones donde le han dado un mensaje equivocado a sus integrantes, primero el policía o patrullero, que también es explotado, igual que el soldado, porque son gente de mi misma clase, de la clase pobre, con la diferencia que ellos tienen uniforme y les dan órdenes, órdenes que están en contra de la gente que está protestando y de reprimirla.
SV: Volviendo al tema del machismo, ¿consideras que la policía y el ejército, como instituciones, están educando de esta manera?
FM: Si, de hecho, yo pienso que deberían tener más mujeres. La doctrina que ellos tienen es que no se debe llorar ni mostrar debilidad. Así me enseñaron a mí, me acuerdo cuando me decían “el hombre no llora”, o sea, como que los sentimientos se niegan. Hay que reestructurarla, hay que darle un enfoque feminista. Empezando que ellos son funcionarios públicos y deben estar supeditados al público y ser respetuosos, no sentirse como superiores. Deben ser más cívicos, sin enfoque militarista, agresivo, y represivo. Lo que estamos viendo en el paro es claro, están haciendo cosas terribles, abusando de su autoridad.
SV: ¿Crees que ellos en sus propias instituciones están recibiendo maltratos?
FM: Si, claro. Yo tuve un compañero de colegio que se fue allá y volvió con desajustes mentales, la familia lo estuvo tratando, y creo que sí, ellos también son víctimas de esta estructura.
SV: Con los acontecimientos del último mes de paro, ¿qué crees que debamos hacer como sociedad en esta situación?
FM: yo pienso que, en las sociedades civilizadas, y si nosotros presumimos de ser civilizados, tenemos que dialogar, pero el diálogo no es una cosa de arriba hacia abajo o de abajo hacia arriba, debe ser un diálogo horizontal. Tal vez es un poco utópico porque sabemos que hay una estructura de poder, pero debería ser así.
SV: ¿Cómo dialogar con alguien que no lo quiere hacer? Como lo ha demostrado el gobierno en los últimos días.
FM: Ellos saben que eso les va a jugar en contra, la desaprobación que tienen es muy alta, y por ahora la mejor arma que tenemos es el voto.