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La masacre extendida del campo a la ciudad

PorColumna de opinión

Jun 14, 2021

Por: Movimiento Revolucionario del Pueblo

¿Ante el abuso y la injusticia que otra cosa pueden esperar los poderosos, los periodistas lambones, los ricos de este país que odian al pueblo?, ¿Qué esperan conseguir de mantener al pueblo en la miseria, la enfermedad y la ignorancia? -Sin proyecto, sin futuro, sin identidad; un pueblo desesperado se lanza a la calle y la justicia se viste de venganza contra los golpeadores, asesinos, hambreadores, violadores, perros de presa de los poderosos. Nada distinto puede surgir de allí sino protesta, inconformismo, frustración y furia popular. ¿Qué esperan que surja de la barbarie, la burla y la mentira? ¿Qué se puede esperar luego si a la rabia justa y justificada del pueblo se responde con masacre y tortura generalizada, con más injusticia y más abuso?: Las hijas, hermanas, padres y madres, los compañeros y compañeras de los torturados, asesinados tan injusta y alevemente no se quedarán con la afrenta. Los revolucionarios, los demócratas de verdad, los que creemos en la posibilidad de construir otro futuro para todos, tampoco. Muchos sectores del pueblo y de la pobresia se organizan para defenderse y aunque la esperanza de los asesinos sea seguir escondiéndose detrás de sus perros de presa fanáticos y de sus bufones de la prensa a sueldo, es a los responsables de esta masacre a quienes se juzgará y condenará, “con la vara que miden serán medidos”. La justicia la hace el pueblo, del mismo modo que la democracia vive en las calles. La sangre derramada ayer y hoy jamás será olvidada.

¿Qué pueden decir los que siempre salen a defender las instituciones porque “son las únicas que tenemos” ante el empuje de nuestro pueblo y la bestialidad de los poderosos?, ¿Qué pueden decir cuando se ve sin cortinas ni tapaderas que el Estado mafioso es el que impone por las armas sus proyectos políticos y económicos? Mientras la prensa oficial siempre habla de “presuntos abusos” las redes sociales han sido la vitrina para el mundo de como las bandas de policías agreden sexualmente a mujeres, masacran y torturan a gente desarmada y la gran prensa repite con los funcionarios del gobierno que esas denuncias “socavan la autoridad” y que todo es culpa del “terrorismo urbano”, cuando en realidad la policía bajo el mando del estúpido subpresidente, de Molano y sus generales asesinos, se ha dedicado a matar gente desarmada.

La crisis política se manifiesta en Colombia de manera tan cruda que, con un congreso virtual cerrado realmente, en estado de excepción de facto, ninguna objeción, moción de censura o propuesta alternativa tiene efectos en las decisiones del mal gobierno de partido mafioso que ha venido concentrando todos los poderes y órganos de control para perpetuarse en el mando del Estado. Es en las calles y en los campos donde encuentran la verdadera oposición a su modo mafioso de gobernar y es allí donde se empiezan a definir los campos políticos en Colombia. Lo que no consiguió ninguna moción, ninguna denuncia, lo viene consiguiendo la lucha desesperada de nuestro pueblo en contra de las oligarquías mafiosas. La crisis es tan grande que hasta el partido nazi criollo se quiere desmarcar culpando de todo “al bobo de los mandados” para reencauchar sus ideas podridas, jugando a todas las bandas en un intento de copar cualquier espacio político: Son gobierno y son oposición, son títeres y titiriteros y son “alternativa” para las próximas elecciones (Peñalosa, Char, Fico, Nestor Humberto Martínez, Fajardo, Tomas Uribe) y por la otra banda buscan nuevos acuerdos con la ultraderecha aristocrática que quiere participar en los grandes negociados.

El pueblo colombiano necesita soluciones políticas y económicas, necesita certeza para sus proyectos y su vida, pero las clases dominantes no están en capacidad, ni están interesadas en la vida del pueblo y la protección del medio ambiente. Lo único que les importa es aumentar las ganancias de banqueros, políticos, multinacionales, narcotraficantes de alcurnia, grandes constructores y lavadores de dólares. Por eso nos asesinan: palo y plomo ante la rabia, los reclamos y la indignación. Salud, Educación, Pan, Paz, Trabajo, Democracia es lo que necesita el pueblo colombiano. Como nada de eso existe para la gente, como todos los reclamos son desoídos, como aquí no hay multipolaridad política y no hay libertad política, es normal que las expresiones políticas de las masas se den muchas veces de manera espontánea y violenta, pero en condiciones de desigualdad absoluta: palos piedras y gasolina contra tanques, tanquetas, helicópteros y fusiles.

Jóvenes, hombres y mujeres de todas las edades y todas las ideas protestando con la dignidad como escudo y la rabia como espada, contra fuerzas entrenadas, armadas y dispuestas a matar por la paga. De un lado hay protesta y manifestación y del otro se está en guerra. Una guerra contra el pueblo desarmado. Equiparar los “dos bandos” es maniqueo y vulgar, es ponerse del lado del poderoso asesino que se quiere hacer la víctima y que incluso pone de carne de cañón a sus sirvientes para tratar de justificar la masacre. Hay que ser una bestia ignorante y alienada o un patrón codicioso de ideas podridas para darle más valor a paredes, buses o chécheres que a la vida de cientos y miles de colombianos desvalidos.

Pero así es que piensan y actúan los que tienen el poder en Colombia. La vida del pueblo les vale mierda siempre que ellos, los ricos, el bloque de poder, pueda seguir gobernando para enriquecerse. Cuando el pueblo reconoce y defiende sus propios intereses, los profesionales de la violencia, los generales y altos oficiales tan ricos, narcotraficantes y degenerados como sus jefes políticos, mandan a la calle a unas fuerzas armadas descompuestas moralmente, bestializadas por la propaganda neonazi criolla y en eso siempre se encuentran los de la ultraderecha en urna de cristal, con los de la ultraderecha oscura, dos facciones del mismo proyecto económico y político que tienen diferencias por las repartijas burocráticas y mafiosas de los puestos de poder.

¿Acaso Santos, Vargas Lleras, Fajardo, Gaviria, Samper, Pastrana, no han trabajado juntos y gobernado siempre con el mismo modelo antipueblo para que sus negocios prosperen? Las oligarquías mafiosas o aristocráticas se unen para defender sus intereses en contra de los intereses del pueblo. Ya veremos en elecciones como todos hablan mal de todos ante las cámaras mientras, como siempre, siguen siendo socios y amigos en privado. Ya vemos como otros políticos de segunda línea se esfuerzan por agradarle a ese bloque de poder para que también los deje participar. Pero eso no es democracia, en Colombia eso no existe.

Las diferencia en torno a la manera de gobernar para obtener más ganancias no son diferencias alrededor del modelo económico de acumulación por despojo y por exterminio, Las masacres continúan en el campo, se trasladan a las ciudades, el paramilitarismo se fortalece y sigue matando para que los negocios sigan creciendo (como en la Sierra nevada, Buenaventura, Cauca, Choco, como en las ciudades en donde los negocios con los impuestos, la salud, la estafa de vivienda necesitan sangre y muerte para crecer así como crecen la palma , la ganadería, la coca la minería, etc.) ¿Eso no es una dictadura asesina? ¿Cómo más puede llamarse?, el desorden social la guerra prendida en las regiones, la represión generalizada ¿a qué obedece si no al interés de seguir aplicando la vieja política de acumulación por despojo y por exterminio? Los ricos que gobiernan este país no quieren un país en paz, moderno y próspero eso es un asunto que el pueblo colombiano tiene que resolver por sí mismo si no quiere continuar hundido en esta tormenta de violencia, guerra y frustración histórica. Lo que define a un político a un gobierno es que intereses defiende y hasta donde está dispuesto a defenderlos. Si el gobierno no protege a los gobernados ni se preocupa por ellos, no puede gobernar a nadie por más fuerza o terror que aplique. Un gobierno que solo se sostiene por las armas y unas clases dominantes que tienen como manera de gobernar la contrainsurgencia y como forma de mover sus negocios la violencia no representa al pueblo y mucho menos lo tiene en cuenta a la hora de las definiciones políticas y económicas. Democracia es gobierno del pueblo, entonces en Colombia no hay democracia porque existe una dictadura cerrada de las clases dominantes antidemocráticas y antipueblo, tanto de las narco-aristocráticas como de las narco-paramilitares, tanto de las elites tradicionalmente mafiosas como de las asociadas, tanto de los Santos (Gavirias, Fajardos, etc) como de los Uribes (Char, Gerlein, etc).

Las pingües ilusiones de una apertura democrática por obra de un acuerdo entre elites se ahogaron en sangre, la cantinela vacía de “acuerdos de paz” es un mal chiste en medio de esta ola de violencia de Estado y podredumbre institucional. Una perspectiva política revolucionaria es imperativa hoy en Colombia, y es la de construir un bloque popular que sea alternativa de poder y recoja en si a los revolucionarios, demócratas, liberales honestos, interesados en la vida de la gente sencilla y no en negocios, contraticos o puesticos como funcionarios estatales. Un bloque que defienda los intereses del pueblo colombiano, de la pobresia, los desempleados, los trabajadores, los jóvenes profesionales, la clase media, los pequeños y medianos empresarios, la producción nacional y el campesinado, que integre las luchas del pueblo colombiano al gobierno y a las decisiones sobre el destino y el futuro de la nación.

El pueblo colombiano puede lograr cambios profundos en la estructura racista, elitista, mafiosa y criminal del estado colombiano, estamos ante la posibilidad histórica de recuperar la nación para el pueblo mismo y no por acuerdos entre elites sino por la acción de la gente sencilla; de los que entendemos que el futuro está en  nuestras manos y que este es un momento de transformaciones políticas que garanticen educación, salud, vivienda, trabajo, pan, ciencia, industria, agricultura que generen oportunidades para todos los colombianos y no solo para los privilegiados por nacimiento. Es un momento de identidad, conciencia, dignidad nacional y latinoamericana; es un momento de unidad de todos los sectores sociales, partidos, organizaciones, grupos y personas dispuestas a construir un país  que incluya a los nadies, a los despreciados de siempre. Es momento de la acción revolucionaria del pueblo y de la participación política para romper las puertas del poder político al que nunca nos han dejado entrar los poderosos egoístas que manejan este país desde siempre. Es un momento que requiere grandeza y coraje para orientar los destinos de nuestra patria y nuestro pueblo y construir por fin un gobierno que le sirva al pueblo y no a los negocios de los ricos.

¡LA PAZ DE LOS RICOS NO ES LA PAZ DEL PUEBLO!

¡PAZ, ¡PAN, EDUCACION, SALUD, TRABAJO Y DEMOCRACIA ES LO QUE COLOMBIA NECESITA!

¡PAZ ES DEMOCRACIA PARA EL PUEBLO!

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