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Memorias de la Barbarie (I). Testimonio de una infamia policial en Yumbo

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PorLuis Alfonso Mena

Sep 11, 2021

EL CALVARIO DE HÉCTOR MANUEL VARGAS

Héctor Manuel Vargas Cobo, un hombre de 33 años de edad, atraviesa desde el 17 de mayo de 2021 un doloroso calvario. A las 2:30 de la mañana, en momentos en que resistía frente a la represión violenta del régimen de Iván Duque como integrante de la Primera Línea en Las Américas, municipio de Yumbo, recibió un disparo de granada aturdidora hecho por el Esmad de la Policía, el cual le cercenó los genitales. En su hogar del barrio San Jorge, hoy se encuentra, en medio de la pobreza y las necesidades, en otra resistencia, la de la sobrevivencia y la lucha contra la impunidad y la desesperanza.

Aunque es muy joven, ya es padre de tres hijos que ahora tienen 15, 13 y 8 años de edad, nacidos de su primera unión matrimonial. Venía laborando en una empresa local y con lo que devengaba pagaba el arriendo de la casa en la que habita y se alimentaba. Hoy urge la solidaridad de toda Colombia con él y con su familia.

La Alcaldía de Yumbo no le ha prestado ninguna ayuda, a pesar de que está en la obligación de hacerlo, pues es corresponsable de la represión ejercida durante aquellas 24 horas de terror oficial que padecieron los participantes en los puntos de resistencia de Yumbo entre el 16 y el 17 de mayo, represión que dejó más de 30 heridos y cinco manifestantes asesinados por el Estado. No solo debe responder la Alcaldía de Yumbo. También lo deben hacer la Gobernación del Valle del Cauca, la Presidencia de la República y sus Fuerzas Armadas.

“Coomeva (la empresa de salud a la que está afiliado) no me responde por las incapacidades, no tengo entradas, estoy pasando necesidades fuertemente en mi casa y nadie lo sabe”, nos dijo con un gesto de dolor que hiela el alma y conmueve hasta al más insensible habitante de la tierra, sentado en una silla mecedora al lado de su cama, acompañado de un pequeño gato.

Hasta el momento, Héctor Manuel solo ha contado con la solidaridad de organizaciones como el Comité Permanente para la Defensa de los Derechos Humanos de Yumbo y algunos sindicatos, por lo que se requiere redoblar la ayuda humanitaria con él y con muchas personas que hoy soportan penurias por sus lesiones y sus condiciones de subsistencia, pues son en su mayoría gente de muy escasos recursos económicos.

Durante ocho días, Periodismo Libre y el Canal Telesur estuvimos en tres departamentos del suroccidente colombiano para dialogar con víctimas de la violencia estatal desatada contra los participantes en el Paro Nacional en Pereira, Cartago, Tuluá, Buga, Vijes, Yumbo, barrios de Cali, Jamundí y Popayán. Sus testimonios los iremos dando a conocer en la serie que hemos denominado Memorias de la Barbarie, cuya primera entrega es este artículo.

Padres, madres y familiares de jóvenes asesinados por la Policía y por civiles armados (paramilitares); personas con lesiones en diferentes partes de sus cuerpos, entre ellas los ojos, o perseguidos, detenidos y víctimas de falsos positivos judiciales hacen parte del grupo de 76 colombianos que nos dieron sus testimonios de dolor y padecimientos, pero también de conciencia social y de persistencia en la lucha contra el estado de desigualdad y opresión que padece el país. Muchos también nos contaron sus experiencias de resistencia y valentía.

Nuestro propósito es hacer visibles sus voces y sus denuncias, porque los asesinados, lacerados, violentados y perseguidos por el actual régimen tienen los rostros de la gente buena, noble y trabajadora que durante tres meses ha estado en las calles exigiendo soluciones a sus graves problemas, y ahora reclama castigo para los responsables de la barbarie protagonizada por un gobierno despótico, representante de unas clases dominantes segregadoras. Que no haya impunidad depende de todos.

El siguiente es el testimonio de Héctor Manuel Vargas Cobo, quien, a pesar de su tragedia, nos dijo al final: “Si pudiera salir a las marchas, saldría. Ahora con más ganas hay que luchar”.

“CUALQUIERA NO SOPORTARÍA ESTO”

–Héctor Manuel, recuérdenos inicialmente, por favor, qué pasó en la noche del 16 y en la mañana del 17 de mayo de 2021 en su vida.

–El día 16 de mayo estábamos en la resistencia de Las Américas, y aparecieron los señores del Esmad. Nos sometieron y siendo las 2:30 de la mañana recibí el impacto de una granada aturdidora en mis partes íntimas, que me causó amputación de pene y testículos. Eso fue lo que me pasó el 16 de mayo en mi vida. Me encuentro en proceso de curaciones y con ganas de salir de adelante.

–¿Cómo vivió esos momentos tan terribles?

–Fueron momentos de angustia porque sentir eso ahí es impresionante, eso no lo viviría cualquiera. Se siente una inmensa tristeza, uno siente que perdió la mitad de la vida. Eso es algo que me tiene pensativo, empezando por mi hogar. Es duro explicarlo, creo que cualquiera no lo soportaría.

–¿Cómo ha hecho usted para sobrellevar ese dolor?

–Cuando hablo de esto me da mucha tristeza y muchas ganas de llorar, pero hablo mucho con mi esposa y me dice que me va a apoyar, esa es la gran fuerza que tengo. De resto, no sé cómo pueda superar esto, porque en realidad es algo muy duro.

–¿Ha recibido ayuda psicológica?

–De la EPS me llamó un psicólogo, me dijo que en 15 días me llamaba y no volvió a llamar.

–En el momento que usted recibió el impacto de la granada aturdidora, ¿qué sintió?

–En ese instante yo sentí que explotó. Me dejó aturdido, medio sonso, y la impotencia de que nadie me llevaba al hospital me hizo sentir peor en ese instante, ni una ambulancia. Por ahí tengo un video de una ambulancia que paramos y no me quiso llevar. Uno se siente muy impotente en esos momentos de dolor.

–¿El ataque fue en qué punto exactamente de la geografía de Yumbo?

–No me sé la dirección bien, pero fue en la entrada de Yumbo, en la entrada del barrio, no fue ni siquiera en el taponamiento, el Esmad se metió hasta acá (barrio San Jorge) a someternos a todos, fue como a tres cuadras de la avenida principal.

–¿Usted vio cuando le dispararon?

–Eso me lo tiró uno (agente del Esmad) con la mano, como a cinco metros de distancia estábamos, se vinieron corriendo y uno de esos sacó la granada y me explotó.

–¿Cuáles eran los reclamos como Primera Línea?

–Nosotros estábamos apoyando por el futuro de los niños, de uno. Mi papá es pensionado y le iban a quitar la pensión y todo eso. Eso es una causa justa para luchar.

–¿Usted qué piensa ahora después de lo ocurrido en relación con la represión desatada por el Gobierno contra los participantes en el Paro?

–Que nos sometieron muy feo. Nosotros estamos por una causa justa. Eso nosotros no lo estamos haciendo por vandalismo ni por gusto, porque, la verdad, el país lo necesita, Colombia necesita que cambie la realidad en la que vivimos.

“EN EL DEPARTAMENTAL NO ME QUISIERON ATENDER”

–¿Cuánto tiempo tardaron en socorrerlo y quiénes lo hicieron?

–La verdad, no me socorrió nadie, mi mujer fue la que me llevó al hospital en una moto. Ella estaba por los alrededores del barrio viendo, entonces ella me llamó, yo le llegué ahí y me llevó en una moto al hospital. Me socorrieron como a las 3:30 de la mañana en el hospital de Yumbo, y luego me hicieron traslado a Cali.

–¿Dónde lo atendieron en Cali?

–Me mandaron para el Hospital Departamental, pero ahí no me quisieron recibir porque la EPS Coomeva no tiene convenio, de ahí me mandaron a la Clínica Nuestra, allá me atendieron. Me hicieron una operación el mismo 17. Debido al impacto, el pene quedó necrótico y tuvieron que amputarlo a los cuatro días, no resistió, no superó la reconstrucción. Se puso negro y tocó mocharlo. Los testículos se perdieron en el instante del impacto. Yo llegué sin testículos al hospital y con el pene destrozado. Esa fue la triste realidad.

–Usted es un hombre muy valiente.

–Eso me dice mucha gente, pero eso es duro, muy duro, no se lo deseo a nadie.

–¿Qué piensa para seguir adelante y superar este momento?

–Pienso esperar a ver cómo reacciona la medicina y ver si se puede solucionar algo. Le pido mucho a Dios que mi mujer no se decepcione. Yo creo que esa es la mayor fuerza que tengo en este momento.

–¿Qué ha dicho Coomeva, su EPS?, ¿cómo lo está atendiendo?

–Eso es una complicación para todo. Para una cita, para las autorizaciones. Es en Cali que me hacen todos los procedimientos, aquí en Yumbo no hay la capacidad para las heridas que yo tengo. Todo lo tengo que venir a autorizar acá, y eso se demora quince días. Yo salí el 2 de junio del hospital y me mandaron unas curaciones, y se demoraron 15 días para autorizármelas. Me las hicieron 15 días después, ya tenía infección debido a la demora de las autorizaciones de Coomeva. Ahí estoy perjudicado porque me mandaron cita con el anestesiólogo, primero se cumplió el plazo antes de que me la autorizaran también.

–¿Qué le exige usted a Coomeva?

–Que me preste un servicio justo. Yo soy cotizante, toda la vida he cotizado y, la realidad, cuando uno lo necesita no están para uno. Yo necesito que me colaboren con mis autorizaciones y que me hagan el proceso debido a tiempo.

–¿Hay posibilidad de una prótesis?

–Los doctores dicen que para eso hacen prótesis. La verdad, no sé muy bien del caso. El urólogo que me vio una vez dijo que me iba a hacer reconstrucción y que ahí ya terminaba el proceso, no sé cómo será, si lo reconstruyen todo de una o le ponen algo. La verdad no me ha explicado bien cómo sería, pero ellos dicen que se hace reconstrucción.

“QUE DUQUE ME RESPONDA”

Héctor Manuel Vargas Cobo dialoga con Rodrigo Vargas (centro) y Jorge Calderón, del Comité Permanente para la Defensa de los Derechos Humanos de Yumbo. (Foto: Luis Alfonso Mena S.).

–¿Quiénes lo están ayudando en este momento, además de su esposa?

–Los únicos que me han ayudado son los de Derechos Humanos, de resto nadie más.

–¿Qué le exige a Duque, primer responsable de la represión en todo el país?

–A Duque, que me responda por todos los daños causados, tanto físicos como mentales, porque la verdad es muy dura. Económicamente no me está alcanzando ni para las curaciones, no tengo los recursos necesarios para desplazarme porque todo es en Cali. Yo no tengo ninguna entrada. Coomeva no me responde por las incapacidades, no tengo entradas, estoy pasando necesidades fuertemente en mi casa y nadie lo sabe.

–¿La empresa con la que usted laboraba cómo se ha comportado?

–A ellos les correspondía pagarme dos días de la incapacidad, no más. Ellos me han mandado una colaboración de $600.000 en estos dos meses.

–¿Sus compañeros de trabajo se han solidarizado?

–No, mis compañeros no saben la realidad como es. De este caso son poquitas personas las que saben.

–¿A la sociedad qué le pide?

–Claro, hay que exigir. Si, yo he averiguado, y soy uno de los casos más extremos que hay. Los compañeros de Derechos Humanosnunca me han dejado desamparado.

«FUE MÁS RÁPIDA LA BALA»

–Cuando usted está al frente del policía represor y ve que va a dispararle, ¿qué hace?

–Todos corrimos, pero fue más rápida la bala.

–¿Él le estaba apuntando a usted?

–Le estaba apuntando a todos, y se nos vinieron corriendo encima.

–¿Cuántos había?

–Éramos como 50.

–¿Primera Línea?

–Sí.

–¿El único afectado fue usted?

–No, fueron más afectados, pero yo fui el más grave. Hay uno al que le pegan también en la espalda y le quedó la cicatriz, a otro se lo pegaron en un pie, y a mí en esa zona. Fuimos tres, pero yo fui el de gravedad.

–Cuando lo hieren, ¿cae al suelo?

–No, yo me quedo parado, aturdido, pero consciente y ahí mismo me arrimé donde un compañero de lucha que me socorrió porque ahí se me fueron las luces.

–¿Usted siente desde el primer momento que la agresión fue contra sus genitales?

–Si claro, fue allí. El impacto me quemó toda la ropa, me hizo una bola, me quemó todos los vellos del sector abdominal y yo me miré y vi todo desbaratado, destrozado. Yo me cogí con la mano y se me salían partes de entre los dedos. Cuando iba en la moto yo me miré y vi que las carnes se me metían entre los dedos. Eso fue muy duro. Las doctoras estaban sorprendidas, me rodeaban, me tomaban fotos, me daban fuerza y me decían que todo iba a estar bien.

–¿Cuánto tiempo estuvo hospitalizado?

–Quince días, hasta el 2 de junio.

–¿Después de la hospitalización lo han seguido asistiendo los médicos?, ¿cómo es su tratamiento?

– Claro, yo soy muy sensible allí. Yo no puedo medio tocarme allí porque me duele. Me mandaron curaciones dos días por semana, tengo que ir a la Clínica de los Colores a hacerme las curaciones y del Centro Médico de Yumbo me llaman a hacerme citas de control, pero allí no hay especialistas que entienden la gravedad de mis heridas. Las citas de neurólogo y eso por las autorizaciones siempre son demoradas. Eso es lo que me ha perjudicado en el proceso, la demora de la EPS. Me gustaría que me ayudaran para poder hacer mis procesos a tiempo. Es lo único que le exijo a Coomeva.

–Porque tiene que ir hasta allá…

– Sí. Me dijeron que iban a hacerme curaciones aquí en mi casa, luego me llamaron y me dijeron que no tenían doctor para este sector, no hay especialista para este sector, pero el doctor si pudo venir a visitarme acá, ¿entonces ahí como es?

“AHORA CON MÁS GANAS HAY QUE LUCHAR”

–¿Los vecinos del barrio qué han dicho?

–Los vecinos son muy colaboradores, se mantienen pendientes, gracias a Dios. Hay vecinos que son viejitos, pero me dan para comer frutica, ahí están presentes con cualquier colaboración. Cuando necesito transporte a la Clínica de los Colores, un vecino me ha llevado a las citas, porque a veces no tengo el presupuesto para pagar, pues cada carrera me vale $50.000.

–¿Qué necesita de las organizaciones sociales y humanitarias, de los sindicatos?

–Que me colaboren en lo que más puedan y no me dejen solo en este proceso que es duro, eso es lo único que yo les pido.

–¿Cuál es su mensaje al alcalde de Yumbo?

–Para el alcalde, que se ponga la mano en el corazón y sea consciente del daño que me hicieron, no solo a mí sino a muchas familias que hemos sufrido el daño. Que piense y mire en qué nos puede ayudar.

–¿Qué sigue en su vida?

–Sigo en el proceso de las curaciones y esperar a ver el día que me hagan reconstrucción de piel, porque no tengo piel allí. Lo que me quedó está sin piel, ese es el primer proceso. De ahí tienen que hacerme reconstrucción del miembro o la prótesis. Pero pues eso depende de Coomeva, porque no autoriza las cosas.

–¿Coomeva está queriendo pasar de ‘agache’?

– Sí, eso es un problema para que le den cita a uno, para que lo autoricen, todo es un proceso, tengo que meter peticiones.

–¿Ha instaurado acción de tutela?

–No. La única tutela que metí fue para las incapacidades, porque económicamente estoy pasando necesidades. La empresa me colaboró en ese sentido, porque si no, no sabría qué hacer.

–¿Continúa resistiendo a pesar de todo lo ocurrido?

–Si pudiera salir a las marchas, saldría. Ahora con más ganas hay que luchar.

–Muchas gracias, Héctor Manuel, por su testimonio.

–Muchas gracias a ustedes por venir.

(Entrevista realizada el lunes 19 de julio de 2021 en Yumbo. Publicada el lunes 26 de julio de 2021).

Publicado en Periodismo Libre.

Sobre el autor

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Luis Alfonso Mena

Periodista colombiano, abogado, magíster en historia, docente universitario, escritor. Editor de Periodismo Libre

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