Por Miguel A. Jaimes N.
Las patentes se adueñaron de las Refinerías tras la expresión de enredados manifiestos dominados por las marcas de las principales trasnacionales que sirven a las empresas petroleras. Por eso desde finales de 1949 con la construcción de la primera refinería en Venezuela todas han sido copia fiel y exacta de sus hermanas norteamericanas. La dependencia es total desde repuestos, aditivos, formulas, hasta los permisos de comerciar estos productos han dependido del Norte.
Para la refacción, mantenimiento y sustitución de piezas, renovados y cualquier otro elemento o material todos se encuentran patentados para que terceros las adquieran y puedan tener el goce de sus permiso y manejos.
Por supuesto la mayoría de estas marcas, patentes y contratos provienen de Estados Unidos. Por lo general en su confección —EE.UU.— reciben en sus industrias materias primas proveniente desde algunos de los países compradores.
Venezuela fue una de esas naciones que por décadas envió materias primas y que una vez trasformadas en aleaciones eran retornadas en contratos millonarios vendiéndonos sus equipos, instrumentos y piezas claves como componentes para su industria petrolera, siempre con el compromiso que los compradores no se atrevieran a desarrollarlos, investigarlos y menos reproducirlos.
A las naciones productoras de petróleo les impidieron poseer su propia autonomía en cuanto a todos estos repuestos, equipos y componentes electrónicos los cuales serían una solución para hacer funcionar sus refinerías. Igual pasa con la exploración y búsqueda de nuevos yacimientos donde la llamada geosísmica es realizada por los desarrolladores extranjeros de estas tecnologías y no por los nacionales. Estos contratos también son millonarias sumas canceladas en dólares y euros.
En la historia de los productores a recaído el impedimento de tener al menos un porcentaje en cuanto a la transferencia de tecnología la cual hubiese permitido al menos tener una verdadera independencia que permitiese solucionar cientos de aprietos en cuanto al funcionamiento de refinerías y las maniobras en la compleja industria petrolera. La historia de las cadenas de proceso y transformación de crudo fueron intervenidas desde afuera a pesar de poseer manejo, pericia y práctica para hacer funcionar la complejidad en la industria petrolera.
El procesamiento en cuanto a la materia prima más la experiencia en equipos y componentes no pasaba más allá de manuales. Aun cuando su usanza tras varias décadas da para su intervención, construcción, mejoras y creación de nuevas inventivas, pero los contratos indican la proscripción de cualquier solución.
No hubo trasferencia tecnológica ni capacitación sobre todo en el área de mantenimiento de muchos y estos materiales con sus marcas siguen siendo de las trasnacionales sin ningún tipo de protesta. Muchos vienen en cajas blindadas solo con su conector para su instalación, sellados, herméticos, cuyos precintos advierten su violación a la hora de sustituirlas. Muchos de estos equipos son fabricados por una sola empresa en todo el planeta, entonces allí entran los millonarios contratos de las aseguradoras y las reaseguradoras que igual pertenecen a europeos y norteamericanos.
Por esta razón la dependencia tecnológica del petróleo genera muchísimo dinero y a esto se suma la sumisión en cuanto a su dinero. Ninguna economía ha hecho más millonarios a estos reducidos grupos de las trasnacionales del petróleo y a su vez ellas mismas con sus Bufetes van legislado he imponiendo los productos que van colocado a nivel internacional.
Tras esta imparable realidad impuesta desde hace décadas es la OPEP quien tiene la gran responsabilidad de voltear la dependencia de las patentes impuestas al procesamiento de los hidrocarburos. Debe crear su propio centro internacional de investigación y ponerlo al servicio de las soluciones que ameritan los países productores y esta propuesta bien la puede liderar PDVSA y el Ministerio de Petróleo.
La tecnología OPEP tiene que tener en su poder las fórmulas de materias primas que hoy comercializan sus rutas. Diseñar en una primera parte sus propios componentes, posteriormente a esta investigación ir hasta su propia fabricación de equipos. Esa sería la solución progresiva ante el tema de las sanciones de las naciones que integran este importante bloque. El bloqueo se resuelve con la independencia en la fabricación de los componentes utilizados en la industria petrolera.
De seguir la prolongada imposición al manejo de los productores OPEP entonces debe abrirse la obligatoria búsqueda de tecnología y enfrentar la codependencia de estos países quienes a la fuerza obligan a los productores a seguir en este deplorable manejo. Una dirección del mercado petrolero con tecnologías, equipos y materiales propios es la solución a mediano plazo.
La actual estructura de comercio obliga a Venezuela a que las nuevas solicitudes de equipos y mantenimientos de los mismos busquen otras rutas. En España, Italia, Estados Unidos y otros países quedaron encarcelados cientos de pedidos ya cancelados por Venezuela. Desde allí se prohibió su entrega luego de haber invertido millonarias sumas de dinero. Fueron “resguardados” en intocables bóvedas y hasta exigieron pagos por sus resguardos, hoy todos están perdidos pues tras varios años de aranceles los mismos superan los costos de adquisición y no hay instancia internacional para reclamar o pedir indemnización.
Toda esta inusual historia fue impuesta exclusivamente a los países productores. Tomemos este mal ejemplo: concretamente en el segundo gobierno del venezolano Rafael Caldera (1994—1999) bajo los contratos de la Apertura Petrolera se entregaron nuestros mejores campos a las trasnacionales —los mismos que hoy tiene secuestrados nuestros equipos— las cuales se llevaron por un siglo lo mejor de nuestros crudos y para cualquier inconveniente jurídico se estableció que los mismos fueran solucionados por un tribunal internacional ubicado en Francia.
Esta ha sido la oscura historia a la que ha sido sometida la OPEP donde aparte de tener sancionadas a Venezuela también corren en el mismo correlato Argelia, Nigeria, Angola, Gabón, Guinea Bisáu, Libia, Irak e Irán, —menos las Petromonarquías: Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Catar—. Siendo las más afectadas por el bloqueo Venezuela pues muchos equipos ya contratados quedaron en el exterior, es más, se pagaron cuotas diarias por estar en depósitos, galpones, ahora son irrecuperables porque su precio superó el alquiler.
Todos estos equipos tienen una vida útil los cuales deben periódicamente ser enviados a sus países de origen donde deben ser sometidos a revisión por horas de funcionamiento o ser sustituidos. La vida útil ingenierilmente tiene su tiempo y esto nos obliga a sustituirlos y esa es la trampa de la paralización de nuestra industria del petróleo.
Aparte de haber repuestos que se cambian a diario por seguridad y fatiga de material, pero no hay sustitutos por las sanciones, a esto se le suma que la mayoría de las Refinerías venezolanas son muy grandes las cuales fueron construidas bajo el modelo de la óptica ingenieril de décadas pasadas y por tanto las respuestas deben ser estructurales.
La dependencia se vence con soluciones y las inventivas siempre han existido. Es el momento de tomarlas en cuenta por el bien de todos.