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Los colores de un país de sueños y pesadillas: Cocaína

PorSebastián Velásquez

Nov 9, 2021

Con la intención de impulsar a los nuevos escritores, alcarajo.org trae para ustedes el libro Los colores de un país, escrito desde el corazón y en la distancia. Su autor, un bogotano radicado en Montevideo, nos muestra con sus poemas la diversidad de nuestro país, las diferentes culturas que en él emergen, y que buscan un espacio donde crecer en armonía y en paz, ya que su historia ha estado plagada de violencia y guerra.

Estos poemas son una invitación a perdonar, a sanar, a buscar el camino de la paz que no signifique el dolor y la pérdida. Es una invitación a la aceptación del pasado y a la construcción de una sociedad más igualitaria, una sociedad más humana.

El libro está compuesto por 24 poemas en verso y en prosa, divididos por tres capítulos titulados en honor a los colores de la bandera, y cada uno de estos contiene poemas que se relacionan con la simbología atribuida a cada color. Todo este conjunto de significados complementan el objetivo del autor de transmitir un aire de esperanza y de unión entre hermanxs, y se convierte en un texto de carácter universal, ya que alrededor del mundo encontramos las mismas tensiones y desigualdades nacidas del odio y la ignorancia, y que pueden ser superadas con un poco de compasión y de paciencia.

Cocaína

¿Y de qué depende la paz?

¿De un polvo blanco?

¿De algo que parece fécula de maíz

y que se meten por la nariz

en fiesta banales y degradantes

hombre y mujeres falsos

con traje elegantes?

Somo esclavos de unos seres

que a miles de leguas

no pueden con sus quehaceres,

y muertos de ansiedad y miedo

se metren el polvo con un debo

¿Y quién los detiene? Pues nadie

Si son los dueños de la vida,

de la muerte

y de todas las pastillas.

Compran el agua y las semillas

y se creen dios por llevar

sacoleva y zapatillas.

Vivimos en un mundo adicto

nos comportamos como un virus

y como una plaga destruimos,

Ni Dante hubiera imaginado

una realidad tan degradante,

somos el fin del disparate

¿Tuvimos opción en algún instante?

¿Cómo ve el títere a su titiritero?

¿Quién detiene al culebrero?

¿Que por vendemos más

envenenó hasta nuestro aliento?

¿Quién detiene al drogadicto

que por tener porder se volvió

sociópata y convicto?

Cambiar el rumbor es imperante

es la razón, es nuestro estandarte,

porque el amor sigue siendo una palabra

que aún en este mundo

no es relevante.

En un país de sombras y de combates

en un país de novelas y de masacre

gobiernan a punta de odio y plomo

una manada de narcotraficantes.

¿Quién dicta la ley y quién la hace?

¿Somo nosotros o son los señores

al norte del rí Bravo?

Como decía Galeano en su obra brinllante.

Nuestra vena están abiertas,

salten hienas,

y tomen la mejor parte.

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