Con la intención de impulsar a los nuevos escritores, alcarajo.org trae para ustedes el libro Los colores de un país, escrito desde el corazón y en la distancia. Su autor, un bogotano radicado en Montevideo, nos muestra con sus poemas la diversidad de nuestro país, las diferentes culturas que en él emergen, y que buscan un espacio donde crecer en armonía y en paz, ya que su historia ha estado plagada de violencia y guerra.
Estos poemas son una invitación a perdonar, a sanar, a buscar el camino de la paz que no signifique el dolor y la pérdida. Es una invitación a la aceptación del pasado y a la construcción de una sociedad más igualitaria, una sociedad más humana.
El libro está compuesto por 24 poemas en verso y en prosa, divididos por tres capítulos titulados en honor a los colores de la bandera, y cada uno de estos contiene poemas que se relacionan con la simbología atribuida a cada color. Todo este conjunto de significados complementan el objetivo del autor de transmitir un aire de esperanza y de unión entre hermanxs, y se convierte en un texto de carácter universal, ya que alrededor del mundo encontramos las mismas tensiones y desigualdades nacidas del odio y la ignorancia, y que pueden ser superadas con un poco de compasión y de paciencia.
Cocaína
¿Y de qué depende la paz?
¿De un polvo blanco?
¿De algo que parece fécula de maíz
y que se meten por la nariz
en fiesta banales y degradantes
hombre y mujeres falsos
con traje elegantes?
Somo esclavos de unos seres
que a miles de leguas
no pueden con sus quehaceres,
y muertos de ansiedad y miedo
se metren el polvo con un debo
¿Y quién los detiene? Pues nadie
Si son los dueños de la vida,
de la muerte
y de todas las pastillas.
Compran el agua y las semillas
y se creen dios por llevar
sacoleva y zapatillas.
Vivimos en un mundo adicto
nos comportamos como un virus
y como una plaga destruimos,
Ni Dante hubiera imaginado
una realidad tan degradante,
somos el fin del disparate
¿Tuvimos opción en algún instante?
¿Cómo ve el títere a su titiritero?
¿Quién detiene al culebrero?
¿Que por vendemos más
envenenó hasta nuestro aliento?
¿Quién detiene al drogadicto
que por tener porder se volvió
sociópata y convicto?
Cambiar el rumbor es imperante
es la razón, es nuestro estandarte,
porque el amor sigue siendo una palabra
que aún en este mundo
no es relevante.
En un país de sombras y de combates
en un país de novelas y de masacre
gobiernan a punta de odio y plomo
una manada de narcotraficantes.
¿Quién dicta la ley y quién la hace?
¿Somo nosotros o son los señores
al norte del rí Bravo?
Como decía Galeano en su obra brinllante.
Nuestra vena están abiertas,
salten hienas,
y tomen la mejor parte.