Por Ollantay Itzamná
En los últimos meses, reaparece en noticiarios internacionales el violento enfrentamiento entre vecinos de los municipios de Santa Catarina Ixtahuacán y Nahualá, ambos en el Departamento de Sololá, pertenecientes al pueblo Maya Quiché, a unos 150 Km. al occidente de la ciudad de Guatemala.
En diciembre reciente ocurrió una masacre que cobró la vida de 12 indígenas maya quichés. Y como respuesta, el 20 de diciembre, el gobierno central decretó Estado de Sitio en el lugar, ocupando el territorio en conflicto con centenares de agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) y el Ejército. En los primeros días de enero, los vecinos de Nahualá expulsaron a la Comisaría de la PNC del lugar… El 7 de enero reciente, un segundo agente de la PNC fue asesinado, y varios otros heridos, en una comunidad de Nahualá, mientras buscaban capturar a supuestos responsables de la masacre anterior.
¿Quiénes y por qué se enemistaron miembros de un mismo pueblo?
El Municipio de Santa Catarina fue creado, para complacer a familias europeas, durante la Colonia española. El Municipio de Nahualá fue creado para complacer a los amigos de la Revolución Liberal (segunda mitad del siglo XIX) durante la República bicentenaria.
En ningún caso se consultó a sus habitantes si aceptaban o no la frontera intermunicipal que hoy los “asesina”. En ambos casos no delimitaron con precisión las fronteras municipales, ahora, letales para el pueblo Quiché. Más por el contrario, dejaron parcelas colectivas de tierra sin definir qué pertenecía a qué lado. Así, el Estado creó una de las tantas asesinas fronteras internas que hoy es incapaz de resolver.
No es un problema “étnico”. Erróneamente muchos analistas o noticiarios presentan el hecho como un “asunto de indios salvajes”, o los comparan con otros conflictos entre pueblos de Medio Oriente. Falso.
El conflicto no es por identidad o pertenencia cultural. Es a causa de una frontera municipal impuesta que divide/enfrenta al mismo pueblo en dos jurisdicciones diferentes que compiten/disputan entre sí parcelas de tierras colectivas.
El pueblo Quiché, al igual que muchos pueblos en Abya Yala, fueron partidos/divididos por fronteras destructivas, impuestos por las bicentenarias repúblicas criollas que no entienden de continuidad territorial cultural, mucho menos de plurinacionalidad. ¿Cuántos pueblos, en este momento, no están diseccionados en diferentes repúblicas, departamentos o municipios?
Ante la incapacidad/corrupción del Estado, la gente se armó y resuelve sus desacuerdos a bala. A diferencia de muchos países de la región, las constituciones políticas centroamericanas, como la de Guatemala, disponen el derecho a poseer armas de fuego como un derecho ciudadano. En los hechos, con la proliferación de la oscura industria militar, y el negocio de la violencia/seguridad, la gente consiguió armarse.
Un problema que no fue creado por las familias indígenas. Habitados por sus prejuicios, analistas y comentaristas, desde las ciudades, indican que el conflicto violento entre Nahualá y Santa Catarina es por culpa de los “indios”. Falso.
Quien creó este conflicto fue y es el Estado criollo que no entiende de la coexistencia de los pueblos, ni de la continuidad territorial/cultural.
El problema surgió cuando se repartieron un territorio originario, con población incluida, como si se tratara de un queso. Este conflicto se afianzó con la ilusa “identidad territorial/municipal” arengada por las élites municipales. No sabemos si desaparecerá con la restauración del territorio e identidad Quiché, en el marco de la propuesta del Estado plurinacional.
Si ya el problema fue creado por el Estado, las consecuencias sangrientas de la respuesta estatal también externalizan la arcaica filosofía punitiva/déspota que aún habita al Estado de Guatemala, incapaz de ejercer hegemonía en la totalidad de su territorio. ¡No se puede, ni se debe enviar delegaciones de PNC, junto al Ministerio Público, a territorios en histórico conflicto violento sin previo diagnóstico de inteligencia! ¡Mucho más en un país con libre mercado de armas de fuego!
El conflicto territorial entre Nahualá y Santa Catarina Ixtahuacán es únicamente un iceberg en un país con criminales fronteras internas que diseccionan a los pueblos, convirtiéndolos en enemigos territoriales entre sí a familias pertenecientes a los mismos pueblos originarios. Deseamos que este problema creado por la Colonia eurorepublicano se resuelva mediante el sistema de deliberación y consensos tradicionales de los pueblos.