José Manzaneda, coordinador de Cubainformación.- “Toda una odisea en busca de libertad”, leemos (1). “Destierran de Cuba” a dos “periodistas independientes” del medio “ADN Cuba” (2). Muy triste y grave, sin duda. Pero esperen… ¿Periodismo independiente? ¿ADN Cuba?
El diario español “El Mundo” nos lo explica, para que no tengamos dudas: ADN Cuba es “una revista audiovisual independiente sobre arte, cultura, derechos humanos, LGBT y temas de actualidad sobre Cuba” (3). Y el diario “El País” lo confirma: son “reporteros independientes” que “dejaron Cuba `presionados´ por el régimen debido a su trabajo crítico en la isla caribeña”, ya que –de nuevo- “el régimen cubano mantiene una fuerte represión contra las voces críticas, incluyendo activistas, intelectuales, artistas y reporteros” (4). Ah, bueno, todo aclarado.
Pero ADN Cuba… ¿de qué me suena? ¡Ya! ADN Cuba, con sede en Florida, tiene una asignación de dos millones de dólares de la agencia gubernamental USAID, para los dos próximos años, en el marco de los llamados “programas para la democracia en Cuba” (5).
Es decir, ADN Cuba es un medio digital que, como al menos otra decena más- es sostenido por el gobierno de EEUU para la guerra informativa contra La Habana (6) (7). Algo ilegítimo en periodismo y algo ilegal en derecho. Ilegal en EEUU –si el caso fuera inverso- e ilegal en Cuba donde, la Ley 88 castiga con pena mínima de tres años de prisión a quien, en “los objetivos de la Ley Helms–Burton, el bloqueo y la guerra económica” colabore “con emisoras de radio o televisión, periódicos, revistas u otros medios” y “reciba (o) distribuya (…) medios financieros (…) procedentes del Gobierno de EEUU” o “sus agencias” (8).
Conclusión: los mencionados no son “periodistas independientes”, sino propagandistas mercenarios de una potencia para la que trabajan justificando la agresión y el bloqueo a su propio país. Y no son perseguidos por su “trabajo crítico”, sino por violar las leyes anti injerencia que existen en Cuba, en EEUU y en todos los países del mundo (9). Su salida, por tanto, no es un “destierro”: es una medida de indulgencia de las autoridades cubanas.
Es el mismo caso de Orelvys Cabrera que, leíamos semanas antes, “se desempeñaba como reportero del medio independiente Cubanet” y “se vio obligado a salir de la Isla” (10). Cubanet es otro medio digital que recibe anualmente, de la USAID, 300 mil dólares (11) y 225 mil de otra agencia, la NED (12), para decir lo que dicta Washington.
Al menos 54 grupos o medios “disidentes” reciben fondos federales a través de las agencias USAID y NED (13), a una media de 20 millones cada año. Pero las partidas secretas a empresas contratistas y a otros programas, se desconocen. Como se desconoce el presupuesto –gigantesco, sin duda- de los equipos de la CIA dedicados a la desestabilización política de Cuba, con una incidencia especial, hoy en día, en la comunicación mediática y de redes sociales (14).
La Casa Blanca se mostró “alarmada” (15) y calificó como «destierro» y un “desprecio a la Declaración Universal de DDHH” la salida de la Isla de sus periodistas mercenarios (16). Es lógico. Como es lógico que fueran “apadrinados” por el partido neofranquista español VOX (17). Y defendidos por Human Rights Watch (18), Reporteros Sin Fronteras y Amnistía Internacional (19). ¿A alguien le puede extrañar procediendo de tres organizaciones que comparten puertas giratorias con el poder político, empresarial y mediático occidental?