Los días 25 y 26 de abril recientes, comunidades campesinas y colectivos urbanos articulados en el movimiento sociopolítico Comité de Desarrollo Campesino CODECA, junto a otras organizaciones locales del país, paralizaron las principales vías camineras de Guatemala (en 34 puntos) protestando contra el incremento del costo de la canasta básica, los combustibles, insumos agrícolas, la corrupción en el sistema judicial y la criminalización de defensores de derechos y comunicadores.
El paro plurinacional (así denominado por las y los movilizados) de dos días, aparte de ser una protesta, también reiteraba la propuesta de la necesidad de una consulta popular para avanzar hacia un proceso de Asamblea Constituyente Popular y Plurinacional en Guatemala, para construir un Estado plurinacional, indicaban las comunidades en paro.
La idea de la necesidad de ir a un proceso de Asamblea Constituyente Plurinacional para resolver los males estructurales del país y diseñar un nuevo marco constitucional e institucional, no es reciente.
Desde el año 2012, el movimiento CODECA viene trabajando en ello desde las comunidades rurales, avanzando hacia los núcleos urbanos.
En 2018, con la finalidad de posibilitar el proceso constituyente mediante las urnas, CODECA creó su propia organización política Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP), y obtuvo un histórico cuarto lugar en las elecciones generales del 2019.
Reacción de las élites económicas y políticas del país frente al paro plurinacional
Para la élite conservadora en el país, CODECA es el “cáncer social que debe ser destruido”. “Es un enemigo interno para Guatemala”. Por ello, desde sus medios corporativos de comunicación, construyeron e instalaron la idea de: “CODECA son delincuentes que el Estado debe castigar y aniquilar”.
Pero, también está el grupo de la oligarquía liberal, actualmente en “disputa intraoligárquica” con el grupo de los conservadores, que observa a CODECA como la “indiada que busca emanciparse sin mayor probabilidad de éxito”, y en consecuencia, en aras del multiculturalismo folclórico, se los debe permitir existir bajo control.
Los primeros, atacan a CODECA abiertamente como si estarían golpeando a una organización criminal (desde el 2019 a la fecha, 24 defensores de CODECA fueron asesinados).
Los segundos, detestan a este movimiento sociopolítico sin prestarle mayor atención. Los medios de comunicación de la élite liberal (del grupo de Dionicio Gutiérrez), en los últimos tiempos, desprestigian menos a CODECA (aceptan su protesta social) pero no abordan, ni mencionan su propuesta de la necesidad de cambios estructurales para el país, mediante un proceso de Asamblea Constituyente Popular y Plurinacional.
Reacciones de la empobrecida/endeudada “clase media” frente al paro plurinacional
Los paros y manifestaciones realizados por CODECA eran y son fustigados/desprestigiados duramente por la generalidad de la ciudadanía/citadinidad de Guatemala. Esta actitud, configurada por el racismo/clasismo, continúa incólume.
En la coyuntura actual, un mínimo porcentaje de la clase media (indignada frente al caos estatal), muy a pesar de su racismo, mira en las y los codecas a un potencial “actor social a educar”.
Aunque aún se resisten a reconocer en las y los codecas a los “nuevos sujetos sociopolíticos” llamados a instaurar un nuevo ordenamiento jurídico, nueva institucionalidad para el país. Este nicho social clasemediera aún se identifica o guarda esperanzas en la atrofiada institucionalidad criolla/colonial bicentenaria.
Actitudes de las izquierdas tradicionales frente al paro plurinacional
La izquierda social y política post firma de los Acuerdos de Paz (1996) no sabe cómo actuar frente al actor CODECA que emerge como un sujeto constituyente plurinacional.
Hasta hace años recientes, las y los “revolucionarios cualificados” atacaban a CODECA acusándolos de “insolentes ante la jerarquía revolucionaria del país”. CODECA fue parte de las bases de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG)
Ahora que CODECA, con sus falencias, se constituye en el “sujeto sociopolítico” generadora y portadora de la propuesta de cambios estructurales para el país, desde las calles, las comunidades, y desde las urnas, con su propia organización, guiados por el “horizonte del Buen Vivir”, entonces las izquierdas sociales y políticas tradicionales no saben cómo tratar a este movimiento.
Un sector de la izquierda guarda silencio ante el paro plurinacional. Otro, acepta el paro plurinacional como protesta social, pero no oye, ni escucha la propuesta constituyente. Más de alguno se suma o apoya la idea de la propuesta de Asamblea Constituyente.
La “vanguardia revolucionaria”, mira en CODECA y en el paro plurinacional una “protesta de masas (sin horizonte teórico)”. Para esta vanguardia, indígenas y campesinos no pueden ser cualificados como sujetos políticos o sujetos revolucionarios. Mucho menos sujetos generadores/portadores de un proyecto de Estado plurinacional para Guatemala.
Este espectro de reacciones/actitudes se constata en las redes sociodigitales institucionales (tanto de las ONG, como de los partidos) y personales. Incluso la programación o publicaciones de la llamada prensa o periodismo “alternativo” dirigido por ex juventudes revolucionarias de su época, ahora, en función de periodistas, externalizan esas concepciones o prejuicios de la “vanguardia revolucionaria”.
En este contexto, las comunidades campesinas e indígenas organizadas en el movimiento CODECA avanzan como hormigas, venciendo incluso el racismo estructural y estructurante instalado en las instituciones del país, con su propuesta de Asamblea Constituyente Popular y Plurinacional para reconstituir los buenos vivires para todos los pueblos de Guatemala. Y lo hacen, desde el campo hacia las ciudades. Por momentos aceleran el paso, por momentos se detienen en su empuje. Pero, allí van intentando ser luz en la oscuridad radiante de la Guatemala sin horizontes.