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El ejército de EE.UU. está operando en más países de los que pensamos

PorColumna de opinión

Nov 26, 2022

Por Jim Lobe

El ejército estadounidense ha participado en agresiones no autorizadas en muchos más países de los que el Pentágono ha revelado al Congreso, y mucho menos al público, esto según un nuevo informe importante publicado la semana pasada por el Centro Brennan para la justicia de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York.

«Afganistán, Irak, quizás Libia. Si le preguntaras al estadounidense promedio en dónde ha estado Estados Unidos en guerra durante las últimas dos décadas, probablemente recibirías esta corta lista», de acuerdo con el reportaje, Guerra secreta: cómo Estados Unidos usa colaboraciones y fuerzas proxy para librar la guerra bajo el radar. «Pero esta lista está errada, por al menos 17 países en los que Estados Unidos ha participado en conflictos armados a través de fuerzas terrestres, fuerzas proxy o ataques aéreos».

«Esta proliferación de guerras secretas es un fenómeno relativamente reciente además de ser antidemocrático y peligroso», escribió en la introducción la autora del reporte, Katherine Yon Ebright. «La conducción de hostilidades no reveladas en países no informados contraviene nuestro diseño constitucional. Da lugar al aumento de las operaciones militares que son invisibles para el público, el Congreso e incluso para los diplomáticos encargados de gestionar las relaciones exteriores de Estados Unidos».

El reporte de 39 páginas se enfoca en los autodenominados programas de «cooperación de seguridad» autorizados por el Congreso de conformidad con la autorización para el uso de la fuerza militar de 2001, o AUFM, contra ciertos grupos terroristas. Uno de estos, conocido como Sección 127e, autorizó al Departamento de Defensa para «brindar apoyo a fuerzas extranjeras, fuerzas irregulares, grupos o individuos que participen en respaldar o facilitar operaciones en curso autorizadas por la unidad de fuerzas de operaciones especiales de Estados Unidos para combatir el terrorismo».

Según el reporte, ese «respaldo» ha sido ampliamente interpretado, o más específico, demasiado ampliamente, por el Pentágono. Prácticamente, ha habilitado a la milicia estadounidense para «desarrollar y controlar fuerzas proxy que luchan en representación de las fuerzas estadounidenses y algunas veces junto a ellas», y usar la fuerza armada para defender a sus socios locales contra los adversarios (en lo que el Pentágono denomina como «autodefensa colectiva») independientemente de si esos adversarios representan una amenaza para el territorio o las personas de Estados Unidos, y, en algunos casos, si estos adversarios han sido designados oficialmente como objetivos legítimos bajo la AUFM de 2001.

En Somalia en 2016, por ejemplo, las fuerzas estadounidenses convocaron la «autodefensa colectiva» para lanzar un ataque contra una milicia rival de la Fuerza de Seguridad de Puntlandia, una brigada de élite que originalmente había sido reclutada, entrenada y equipada por la CIA y posteriormente tomada por el Pentágono en 2011.

Además, el Pentágono desplegó al PSF, que era en gran medida independiente del gobierno somalí, para luchar contra al-Shabaab y el Estado Islámico de Somalia, a veces junto con las fuerzas estadounidenses, por varios años antes de que el poder ejecutivo designara a al-Shabaab como objetivo legítimo. Nunca ha designado así a la ISS.

De manera similar, en Camerún, las fuerzas estadounidenses acompañaban a una fuerza asociada en una misión de «asesoramiento y asistencia» donde terminaron disparando y matando a un adversario. El Pentágono ha utilizado un programa de la sección 127 allí para perseguir a los líderes de Boko Haram, un grupo terrorista que «nunca ha sido identificado públicamente como una fuerza asociada de Al-Qaeda, y por lo tanto, un objetivo legal según la AUFM de 2001», según el reporte.

El Congreso raramente oye esos incidentes porque, de acuerdo con el reporte, el Departamento de Defensa insiste en que son demasiado menores o «episódicos» como para alcanzar el nivel de «hostilidades» que activarían los requisitos de presentación de informes en virtud de la Resolución de Poderes de Guerra en 1973.

Sin embargo, en octubre de 2017 se dio una excepción, con cuatro soldados estadounidenses que fueron desplegados en Níger bajo un programa relacionado de «cooperación de seguridad» conocido como Sección 333, que autoriza al Pentágono para «entrenar y equipar» fuerzas extranjeras en cualquier parte del mundo. No obstante, su presencia en el campo fue autorizada bajo una orden ejecutiva permanente, o EXORD que permite a las fuerzas estadounidenses participar en combate bajo circunstancias particulares, una autoridad paralela de la cual el Congreso no había sido informado previamente. El incidente sorprendió a los legisladores que desconocían que las tropas estadounidenses estaban operando sobre el terreno de Níger.

Activision Blizzard es la compañía detrás de la franquicia de Call of Duty. Sus ejecutivos trabajan con funcionarios militares estadounidenses para dar una imagen más positivas del ejército de EEUU.

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— MV (@Mision_Verdad) November 24, 2022

«Tengo muchachos en Kenia, Chad, Camerún, Níger y Túnez que están haciendo el mismo tipo de cosas que los muchachos en Somalia, exponiéndose al mismo tipo de peligro y no solo en 127 ecos», alardeó el general de brigada Donal Bolduc (retirado), quien comandó las Fuerzas Especiales de Estados Unidos en África hasta 2017 y actualmente se postula como republicano para el Senado de Estados Unidos en New Hampshire. «Hemos tenido heridos en todos los tipos de misiones que hacemos».

El reporte, que se basa en trabajos publicados por periodistas de investigación, entrevistadores con funcionarios expertos y personal del Congreso, documentos y registros oficiales, así como el análisis legal del autor, identifica 13 países con programas de la sección 127e además de Somalia y Camerún. Estos incluyen: Afganistán, Egipto, Irak, Kenia, Líbano, Libia, Malí, Mauritania, Níger, Níger, Nigeria, Siria, Túnez y Yemen. Pero resaltó que es casi seguro que la lista no es exhaustiva.

Cincuenta países, desde México hasta Perú en occidente hasta Indonesia y Filipinas (donde es conocido que las fuerzas estadounidenses han participado en operaciones de combate) en oriente, y cubriendo 22 países en África del norte y subsahariana solamente (sin mencionar Ucrania) tenían instalados programas de la Sección 333 vigentes a mediados de 2018, todo esto según el informe.

Quizás incluso más peligrosos que los programas antiterroristas de la Sección 127e, según el reporte, son los programas de cooperación de seguridad realizados de conformidad con la Sección 1202de la Ley de Autorización de Defensa Nacional de 2018. Usando un lenguaje que refleja la Sección127e, esa disposición va más allá de los propósitos antiterroristas de la sección 1273e al autorizar el «apoyo» a las fuerzas asociadas «involucradas en apoyar o facilitar operaciones de guerra irregulares por parte de las Fuerzas de Operaciones Especiales de Estados Unidos».

«La guerra irregular» está definida por el Departamento de Defensa como «competencia… por debajo del conflicto armado tradicional» o «guerra total». Los funcionarios del Pentágono han descrito la Sección 1202 como «una herramienta muy útil para habilitar operaciones de guerra irregular… Para disuadir y derrotar potencias revisionistas y regímenes rebeldes». También insistieron en que es probable que se dependa cada vez más de la «guerra irregular» a medida que el Departamento de Defensa comienza a «priorizar la competencia entre grandes potencias».

«En términos generales, el propósito de la autoridad de la (Sección) 1202 es tomar el enfoque de la (Sección) 127e del departamento de crear y controlar fuerzas asociadas y usarlo contra países como China, Rusia, Irán y Corea del Norte», de acuerdo con el reporte. «La sección 1202, en resumen, plantea el mismo potencial que el § 127e para las hostilidades que el Congreso no ha autorizado, pero con consecuencias mucho más graves porque el enemigo podría ser un poderoso estado con armas nucleares».

Dado al aumento de los riesgos, simplemente derogar o reformar las «AUFM obsoletas y sobrecargadas… Es insuficiente», concluye el reporte. «El Congreso debería derogar o reformar las autoridades de cooperación en seguridad del Departamento de Defensa, hasta que eso suceda, la nación seguirá en guerra, en algunos casos, sin el consentimiento o conocimiento de su gente».


Jim Lobe es asesor principal y editor colaborador de Responsible Statecraft. Anteriormente, fue jefe de la oficina de Washington de Inter Press Service de 1980 a 1985 y de nuevo de 1989 a 2016. Más conocido por su cobertura de la influencia del movimiento neoconservador en la política exterior de Estados Unidos, dirigió LobeLog.com, que se centró principalmente en la política de Estados Unidos en Oriente Medio, desde 2007 hasta 2020. En 2015, LobeLog se convirtió en el primer weblog en ganar el premio Arthur Ross Media Award de la Academia Americana de Diplomacia por sus distinguidos reportajes y análisis sobre asuntos exteriores. Lobe se graduó con los máximos honores en Historia en el Williams College y se licenció en Derecho en la Facultad de Derecho de la Universidad de Berkeley.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés Responsible Statecraft el 8 de noviembre de 2022, la traducción para Misión Verdad fue realizada por Camila Calderón.

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