En su declaración ante la Jurisdicción Especial para la Paz, (JEP) Mancuso nombró a más de 34 militares de alto rango, dos ex presidentes, un exsenador y el ex director de la Federación Colombiana de Ganaderos vinculados a las acciones paramilitares.
COLOMBIA | En el tercer día de audiencias reservadas ante la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), el exjefe paramilitar Salvatore Mancuso, aseguró tener información que involucra al ex presidente Álvaro Uribe Vélez, en las masacres “El Aro y la Granja”, así como en el asesinato del defensor de derechos humanos, Jesús María Valle.
Según Salvatore Mancuso, Pedro Juan Moreno Villa, estuvo a cargo de la creación del grupo paramilitar las Convivir durante la gobernación de Álvaro Uribe Vélez en el departamento de Antioquia, “las mismas cooperativas con las que se terminó legalizando el paramilitarismo en algunas zonas del departamento”.
Moreno Villa, fue secretario de Gobierno de Uribe, y según Mancuso, era quien traía las orientaciones del expresidente Uribe a los paramilitares. Lo hizo para pedirles, que ejecutaran “la masacre de El Aro”.
“La Granja (masacre), y El Aro (masacre), eso fue un pedido directamente también desde el gobernador Uribe a través de Pedro Juan Moreno, que es el que trae esta reunión, en esa asistimos Carlos, estuve yo, estuvo Rodrigo Doble Cero, estuvo no sé si Monoleche, en esa estuvieron varias personas, estuvo Nicolás Bergonzoli, varias personas estuvieron”. Señaló Mancuso (información revelada por la Revista Cambio y Lavoragine)
Sobre el asesinato del abogado y defensor de derechos humanos, Jesús María Valle, Mancuso informó que, “Está vinculado (Uribe) a una reunión donde estuvo Carlos Castaño con el secretario de Gobierno de Uribe Pedro Juan Moreno (…). Pedro Juan pidió básicamente que se ejecutara esta acción porque el defensor de derechos humanos estaba atacando de manera frontal tanto a Uribe como a él, y al general Carlos Alberto Ospina y a otro general que no me acuerdo en este momento”.
La incomodidad de Uribe, de Pedro Juan Moreno y de algunos coroneles y generales con Jesús María Valle, era sus denuncias soportadas ante medios de comunicación y fiscalía donde los vinculaba con en la masacre El Aro, ejecutada entre los días 22 y el 26 de octubre de 1997, en Ituango Antioquia.
Cuatro meses después de la masacre, según la revista Cambio y Lavoragine, fue baleado en su oficina del centro de Medellín. Allí fueron a buscarlo tres sicarios que lo redujeron, e amarraron las manos con los cordones de sus zapatos, lo hicieron acostar boca abajo y el dispararon en la cabeza.
¿Cómo se planeó el asesinato de Jesús María Valle?
El asesinato de Jesús María Valle se planeó en la finca Hojaragüai, explica Mancuso, que en las filas de los paramilitares era conocida como La Siete. Allí se reunieron Carlos Castaño (el máximo jefe del grupo paramilitar) y “Pedro Juan llega justamente de parte de Uribe y de los generales que les estoy comentando, justamente porque los estaba atacando directamente a ellos, incluso los había denunciado judicialmente y púbicamente”. Mancuso, habría recogido a Moreno en la finca Cinco Trece y luego lo condujo a La Siete cruzando el río en un planchón.
A continuación, contenido de las Revistas Cambio y La vorágine
Así se planeó El Aro, según Mancuso
A comienzos de 1997, cuando el entonces gobernador Álvaro Uribe terminaba su mandato, se habría planeado según Mancuso una operación militar ejemplarizante contra las poblaciones que rodean el río Cauca en el punto donde después se construyó Hidroituango. Las masacres de La Granja y El Aro se habrían gestado en las oficinas de la IV Brigada del Ejército en Medellín y por orden del gobernador Uribe.
“La primera planificación se inicia desde que yo voy a la oficina del general Manosalva, puente hecho a través del general Iván Ramírez (…). Él se fue, yo quedé con el general Manosalva planificando la operación (de la masacre de El Aro) sobre cartas satelitales, sobre la mesa de la sala de juntas que él tenía ahí, de toma decisiones de donde estábamos. (…) intercambiamos información de inteligencia, sacamos los planos que él tenía allí, me mostró la ubicación, me entregó órdenes, detalles, información de campamentos, apoyo, corredores de movilidad. Me explicó todo”, le dijo Mancuso a los magistrados de la JEP.
Mancuso dijo que con todo lo que le entregó Manosalva fue luego a donde Carlos Castaño y Vicente Castaño para terminar de afinar la incursión a Ituango. “Aquí lo novedoso es que cuando muere Manosalva quien termina de planificar la operación es el general Ospina, con Doble Cero”.
Uno de los magistrados pregunta: ¿Cuál Ospina?
Y Mancuso responde: “El que después llegó a ser comandante de las Fuerzas Militares.
Alfonso Manosalva Flórez fue comandante de la IV Brigada hasta el 20 de abril de 1997, fecha en la que murió a causa de un aparente aneurisma. El general en retiro Iván Ramírez Quintero, por su parte, actualmente comparece ante la JEP por hechos relacionados con el exterminio de miembros de la Unión Patriótica. Ramírez Quintero es, según las revelaciones de Mancuso, uno de los altos oficiales del ejército que cumplió un protagónico rol de enlace con los paramilitares.
Mancuso fue más allá y dijo incluso que sostuvo un encuentro directo con Uribe en su finca El Ubérrimo en 1996, antes de la masacre. “Uribe se ha reunido conmigo, y yo me reuní con el coronel Raúl Suarez, comandante de la policía de Córdoba, me llevó a reunirme a la finca de Uribe, con el gobernador Uribe para aquel momento y Uribe siempre tuvo conocimiento de la operación de El Aro”.
El exparamilitar aseguró que Pedro Juan Moreno fue quien, de parte del gobernador, pidió que se cometiera la masacre:
“El Aro se iba a hacer desde el 96, reunido en la oficina del general Manosalva, allá me encontré al general Ramírez, entre otras cosas (…) fue Iván Ramírez quien me manda para que organice y coordine la operación que nos pide Pedro Juan Moreno, y Pedro Juan Moreno viene a nombre de Uribe”.
Mancuso dice que los apoyó el helicóptero de la gobernación
Los magistrados de la JEP le pidieron profundizar en las razones por las que se habría cometido esta masacre. Y Mancuso explicó que en esa área las FARC tenían un fortín impenetrable adonde llevaban a las personas que secuestraban en la carretera entre Medellín y Caucasia, y entre Yarumal y Caucasia. “Tenían como una base carcelaria, los mantenían a los secuestrados de las FARC, así que, cuando nos dan esta información se planifica una operación, nunca habíamos entrado allá”, dijo.
La operación a la que se refiere tenía como objetivo desatar el terror en la población y quitarle la base de apoyo a la guerrilla. Su relato es descarnado:
“Uno pone en práctica no solamente un teatro de operaciones, sino la puesta en escena de un teatro de terror, así de horrible como suena. (…) Usted tiene que atemorizarlos tanto que, o dejan de apoyar a la guerrilla, o se van de la zona o se enfusilan. Así de crudo como suena, entonces por eso esas operaciones eran de castigo, se imponía un terror y luego salíamos de la zona”.
En la declaración, el exjefe paramilitar también reveló que en la masacre de El Aro contaron con apoyo aéreo y que él mismo piloteó uno de los helicópteros: “Yo fui a llevar municiones, a sacar heridos, muertos. También hubo un helicóptero de la guerrilla en la zona que seguramente estaba haciendo lo mismo que nosotros. También estuvo sobrevolando un helicóptero de la gobernación y un helicóptero del ejército”.
Uno de los magistrados le preguntó: “¿de la Gobernación de quién?”.
A lo que Mancuso respondió: “de Antioquia”.
Mancuso explicó que los helicópteros de la gobernación y del ejército estaban prestando apoyo logístico de toda la operación. “El helicóptero del ejército no lo solicitamos nosotros, seguramente que lo solicitó alguien de la tropa del ejército que estaba en el aérea, porque estaban apoyándonos. Como se planeó la operación nosotros ingresabamos y ellos bloqueaban por fuera. Ellos no ingresaban, de hecho, iban a impedir que cualquier persona ingresara. Ellos impidieron el acceso de la cruz roja, de la defensoría, o sea, todo lo que iba para allá, nadie podía entrar hasta que nosotros saliéramos del área”.
Iván Ramírez: el general que amenazó a Mancuso
Al general Iván Ramírez Quintero, uno de los oficiales con mayor trayectoria en la inteligencia militar, Mancuso lo describe como un hombre peligroso que incluso lo amenazó dos semanas atrás de la diligencia judicial y lo responsabiliza de ser uno de los artífices de la alianza entre los militares y los paramilitares. A veces lo llama ‘don Iván’.
“¿Qué pasa con Ivan Ramírez? ¿Por qué todo el mudo le tiene miedo y no declara?”, se preguntó Mancuso de forma retórica en la audiencia. Y él mismo se contestó: “Porque saben de lo delicado que es el general. Entre otras cosas fue uno de los que me mandó amenazas recientemente”.
Según el excomandante paramilitar, meses atrás de la audiencia reservada, Ramírez le mandó a decir que no fuese a hablar absolutamente nada de él: “que yo sabía cuáles eran las consecuencias de eso. Le conoce la historia a todo el mundo porque él estaba dentro de estos batallones de inteligencia que hacían interceptaciones, le conoce lo bueno y lo malo a las personas de ciertos niveles y de ciertos cargos importantes”. Y agregó: “Es un hombre conocedor como ningún otro de los entramados de la legalidad y la ilegalidad en el conflicto armado. Él fue uno de los que manejó esto desde adentro, era el encargado de las fuerzas militares para esa relación con nosotros”.
La relación de los paramilitares con la Fuerza Pública no solo se tejió a través de operaciones conjuntas, apoyo logístico e intercambio de información. Mancuso contó incluso que los comandantes de las autodefensas tenían la influencia como para echar o ascender oficiales según su interés. En este apartado mencionó un episodio en el que estuvo involucrado Ramírez cuando era jefe de inteligencia. Relató que un coronel llamado Iván Velásquez fue removido de su cargo por órdenes de Carlos Castaño. El máximo jefe de las AUC le habría pedido a Ramírez que sacara al oficial y según Mancuso así se hizo.
“Entregué 2.000 millones para la campaña de Uribe”
Con la parapolítica quedó en evidencia que los paramilitares no solo eran un ejército sino una organización con vocación de poder. En su momento, los jefes paras aseguraron que tenían el control del 40% del Congreso y de un sinnúmero de alcaldías y gobernaciones.
Mancuso dijo en la audiencia que las autodefensas recibieron información reservada de la Registraduría sobre mesas de votación y los candidatos que debían ayudar a elegir para el Congreso. “Le explico, se hicieron pactos primero para la de congresistas, esa manipulación de información se dio a través de nuestras tropas directamente sobre las mesas de votación donde estaban los jurados”. El mecanismo que utilizaron fue el de votar suplantando a las personas que no habían asistido a las mesas. Esos tarjetones se marcaban con los candidatos afines a las autodefensas y se refrendaban en las planillas con una firma cualquiera.
También habló de las elecciones presidenciales de 2002 en las que fue elegido Uribe. Señaló que los paramilitares le pusieron 300 mil votos al exmandatario y que él mismo se reunió con Jose María Maroso, director de la campaña de Uribe en el departamento de Córdoba. “Le entregué 2.000 millones de pesos para la campaña directamente. Esto no se ha contado, son cosas nuevas, peligrosas”, agregó.
Además de financiar con dinero la campaña de Uribe, Mancuso aseguró que los paramilitares prestaron el servicio de transporte y la logística para que las comunidades sufragaran obligadas. Dijo incluso que ordenaron bajarle a la violencia en tiempos electorales. “Lo que no se conoce al respecto son los dineros y los pactos que se hicieron. Pedro Juan Moreno llega a donde nosotros antes de las elecciones para pedirnos que no se ejecutaran acciones múltiples, masacres, porque eso estaba perjudicando a la campaña del presidente, candidato Uribe para ese momento”. Sobre el apoyo de las autodefensas a la reelección de Uribe en el 2006 Mancuso sostuvo: “En una reunión con todos los comandantes ya desmovilizados, que se dio en Villa Esperanza, en Antioquia, el ministro Sabas Pretelt nos pidió que apoyáramos a Uribe abiertamente en la segunda elección como lo habíamos hecho en la primera”.
A Pretelt también lo relacionó con reuniones que se realizaron para impulsar la candidatura de Mario Iguarán a la Fiscalía. “Nosotros estábamos con la idea de apoyar a Jorge Pretelt por ser cordobés, pero el ministro Sabas habló con nosotros e incluso en algún momento me mandó a José Félix Lafauire con quien me mandó un listado de las personas políticas que podían influenciar en algunos magistrados de la Corte Suprema de Justicia”. El interés de Pretelt y de Lafaurie era elegir a Mario Iguarán como Fiscal General de la Nación.
Mancuso aseguró que se reunió dos veces en 2005 con el presidente de Fedegán y hoy negociador de paz con el Eln. El dirigente ganadero le pidió que apoyara a Iguarán pero Mancuso se negó por miedo a que lo expulsaran de Justicia y Paz pues ya estaba desmovilizado. Con la negativa de Mancuso, “tocaron a Carlos Mario Jiménez, alias ‘Macaco’. Él tuvo una participación particular en la elección de Mario Iguarán. Es importante que le consulten porque hizo una grande gestión para el asunto, incluso entregó algunos recursos para ese tema”.
Pastrana, Serpa, Naranjo y Barrero, otros mencionados por Mancuso
El excomandante paramilitar se explayó en detalles sobre las relaciones de la organización con políticos como Horacio Serpa, y el expresidente Andrés Pastrana. Contó que en 1998 los paras apoyaron en primera vuelta a Serpa, con quien se habían relacionado para la falsa desmovilización del EPL en 1995. “Carlos Castaño decía que era mucho mejor negociar con Horacio Serpa, que era una persona ya conocida, que traía vínculos con el narcotráfico y era mucho más fácil de ejercer presión y hacer pactos”. Según Mancuso, Castaño y Serpa se conocieron en Cali por intermedio de Orlando Henao, narcotraficante del Norte del Valle que según Mancuso financió la campaña de Samper.
Sin embargo, cuenta Mancuso, Castaño y Serpa se enemistaron y el comandante de los paramilitares ordenó finalmente que apoyaran a Andrés Pastrana.
Las relaciones con Pastrana también dejaron rastro en las declaraciones de Mancuso. El excomandante paramilitar aseguró que siendo presidente, Pastrana nombró de interlocutor del gobierno con las AUC a Luis Carlos Ordosgoitia, excongresista cordobés condenado por el llamado ‘Pacto de Ralito’. Para ese momento, el proceso de paz del Caguán estaba en su estertor y, a través de Ordosgoitia, el gobierno le propuso una negociación a las AUC. “Pastrana nos pide que hagamos contacto con Gabriel Gabrcia Marquez, con el expresidente español Felipe González (…) nos pide el despeje del sur de Bolívar pero nosotros no aceptamos”.
Sobre la cúpula de la Fuerza Pública que mantuvo relación con las AUC, Mancuso mencionó a lo largo de las tres sesiones a 16 generales de la policía y ejército, a 18 coroneles, y a un sin número de mayores y capitanes.
Los magistrados le preguntaron por los nombres e identidades completas de los generales de la policía relacionados con las autodefensas, a lo que respondió sin titubeos Mancuso: “el general comandante de la policía Nacional, Rosso José Serrano, y el otro era el comandante de la Dijín de Colombia Óscar Naranjo, fue vicepresidente de la república”.
Entre los generales del ejército que Mancuso destacó por su estrecha relación con los paramilitares están Ivan Ramírez Quintero, Rito Alejo del Río, Leonardo Barrero y Harold Bedoya. “Le pusimos una mensualidad al coronel Barrero, creo que fueron 10 o 15 millones de pesos, no recuerdo con exactitud. Y al mayor Sanabria”.
La conexión de Barrero con las autodefensas comenzó en Córdoba y Urabá por el año 1995 porque fue él quien encabezó la falsa desmovilización del EPL, una operación de cambio de brazalete en el que un frente guerrillero fue absorbido por las AUC. Esto constituyó uno de los impulsos militares más determinantes en la expansión del paramilitarismo en todo el país.
“Harold Bedoya, comandante de las fuerzas militares tuvo conocimiento, el comandante de la brigada Ortiz Chavarro, el coronel Leonardo Barrero, que luego fue comandante de las Fuerzas Militares. Justamente este logro lo llevó posteriormente, durante toda su carrera militar porque tuvo de ahí en adelante todo el apoyo nuestro por todos los territorios por donde fue pasando y estuvo en todos los lugares, apoyado en operaciones por las autodefensas hasta que fue comandante de las fuerzas militares”.
Con estas tres explosivas sesiones Salvatore Mancuso consiguió su ingreso a la JEP. Su compromiso conlleva la entrega de los soportes de cada una de sus revelaciones y la contribución genuina al esclarecimiento del fenómeno del paramilitarismo. La aceptación del excomandante abre un debate de alto calado en al interior de la JEP y despeja el camino para su regreso a Colombia donde tendrá que probar todo lo que dijo sobre el entramado del más grande y cruel grupo armado que haya existido en Colombia.