«Mientras el país atraviesa una crisis de seguridad sin precedentes, el expresidente Correa recuerda las políticas que favorecieron la infiltración del narcotráfico. Y apunta a la injerencia de Washington«.
Bruxelles (Bélgica). Corresponsalía especial.
Al mando de Ecuador entre 2007 y 2017, el ex presidente del Ecuador Rafael Correa – hoy víctima de persecución judicial orquestado por el bloque conservador, y refugiado en Bélgica, había logrado convertir su país, el segundo más seguro de América latina. Actualmente, Ecuador atraviesa una explosión de la violencia, y su nuevo presidente, Daniel Noboa, al poder desde noviembre de 2023, tienen la intención de librar “una guerra contra las drogas”, promovida por los Estados Unidos. Estos últimos pretenden aprovechar el deterioro de la situación de seguridad para ganar una posición militar en este país estratégico. Este 19 de enero, el gobierno argentino detuvo y expulsó a la familia del jefe de la banda ecuatoriana “Los Choneros”, Adolfo Macias alias Fito, cuya fuga desencadenó la actual ola de violencia.
Después de haber declarado el estado de emergencia y el país en una situación de “conflicto armado interno” en Ecuador”, el presidente Rafael Noboa moviliza a las Fuerzas Armadas contra las bandas criminales, grupos vinculadas al narcotráfico. ¿No es peligroso darles tanta potestad a los militares?
El peligro existe. Es por eso que el Estado y el control civil deben impedir que se pasen ciertas líneas rojas, aunque algunos critican el hecho de darles el estatus de beligerante a estos grupos criminales. La realidad es que la policía está infiltrada por el narcotráfico, mientras que los militares mucho menos, y son mucho más profesionales. Tienen mucho más poder bélico. Frente a estas pandillas equipadas con armas pesadas, los soldados tienen un poder de fuego que les permite hacer frente.
¿Con la llegada de altos cargos de antinarcóticos estadounidenses a Ecuador, piensa usted que la soberanía del país esté en peligro?
Sí. Porque quieren pescar a río revuelto. Con la derecha, nos quieren imponer un Plan Ecuador (referencia al Plan Colombia, un acuerdo de cooperación en materia de seguridad que sirve de caballo de Troya para las agencias estadounidenses – NDR). Nuestro país está en una posición clave al nivel regional. Los Estados Unidos quisieran aprovechar de la coyuntura para justificar una presencia militar – bajo el pretexto de la lucha contra el narcotráfico – libre de responsabilidad penal. Es inaceptable. Especialmente cuando los Estados Unidos ya han demostrado en el pasado que su presencia en nuestro territorio les sirve para ejercer un control sobre toda la región, mucho más allá de las cuestiones relacionadas con las drogas.
Entre el final de su mandato, en 2017, y hoy, la tasa de homicidio pasó de 5.8 homicidios intencionales a 43 por cada 100.000 habitantes. ¿Cómo explicar esta explosión de la inseguridad en Ecuador?
Cuando dejamos el gobierno, el país era exportador de energía. Ahora importamos nuevamente energía y sufrimos cortes de luz. El ingreso per cápita está en los niveles de 2011. No he visto una destrucción tan rápida y profunda de un país en época de paz, sin bloqueos, sin sanciones. ¿Cuál es la causa? El neoliberalismo. Desmantelaron el Estado y favorecieron la corrupción, agotando la función pública en favor del sector privado, en los sectores claves de la salud, la educación etc. Para la derecha, el principal peligro no es la delincuencia, o el narcotráfico, sino la revolución ciudadana (movimiento político heredero del correísmo – NDR). Fue el único proyecto político que en verdad desafió el sistema neoliberal exitosamente.
Entonces, hay causas internas a la situación actual: el neoliberalismo, el debilitamiento del Estado, la desinstitucionalización. En 2018, hicieron un golpe de Estado, una consulta inconstitucional para prohibir mi reelección. Se apoderaron de la Corte Nacional, la Corte Constitucional, la Fiscalía. Destrozaron el Ministerio de la Seguridad. Eliminaron el Ministerio de Justicia encargado de las cárceles, así como el Ministerio del Interior, por razones ideológicas, pero también para dar una mala imagen de nuestra política, que supuestamente, había generado un Estado obeso. Y ahora lloramos lágrimas de sangre.
En el 2010, los carteles mexicanos habían tratado ingresar al país, pero esto se pudo controlar. Sin embargo, con el debilitamiento del Estado no controlaron nada. Hoy tenemos decenas de miles de grupos organizados muy poderosos infiltrados en el Estado. Manejan el sistema carcelario, hacen parte del sistema judicial, son presentes en las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional e incluso contaban con relés en el gobierno anterior de Guillermo Lasso (2021-2023).
¿Por qué ha sido tan fácil para los carteles mexicanos pactar con las pandillas ecuatorianas?
Esta infiltración solo es posible por la ausencia del Estado. Hasta el 2016 no éramos ni de lejos los principales importadores de droga (no somos un país productor). Ahora somos uno de los principales exportadores de cocaína del mundo hacia Europa que sale por el puerto de Guayaquil, y con el financiamiento de los carteles mexicanos de Sinaloa y de Jalisco Nueva Generación. Ahora hay que responder en inmediato con la fuerza, pero para combatir el crimen organizado, más que un Rambo se necesita un Sherlock Holmes. Se necesita inteligencia estatal (que fue desmantelada por la derecha) y también tecnología para seguir la ruta del dinero…Se requiere coordinación internacional. Era lo que hacíamos con el Ministerio Coordinador de Seguridad. Teníamos hasta las comisiones binacionales de frontera para coordinar nuestro trabajo con Colombia y con Perú. Todo fue desmantelado.
En la época de Hugo Chávez (1999-2013) Venezuela, había instalado un satélite que también podía ser útil a la lucha contra el narcotráfico…
Es claro lo que hay que hacer, pero hay un problema de falta de decisión y desconocimiento al nivel estatal. Es necesario comprender el problema de la inseguridad. Podemos dividirlo en dos segmentos. La delincuencia común, que está muy relacionada con temas sociales, la falta de oportunidades, la falta de educación, la falta de salud y de empleo digno… El crimen organizado se combate con el desarrollo humano. Pero en todo caso, tiene que ver con la situación económica, en el sentido de que es más fácil captar jóvenes que no tienen futuro, que creen que no tienen nada que perder y son fácilmente “captados” por estas bandas. Pero el crimen organizado existe también a otras escalas, con vínculos a países como Bélgica, Holanda.
Y luego, hay el problema de la corrupción. Todo el mundo sabe quiénes son los capos de la droga en Ecuador: grandes empresarios con apellidos extranjeros. Yo aprese a cuatro o cinco grandes cabecillas de las mafias durante mi gobierno. Los ex presidentes Lenin Moreno (2017-2021) y Guillermo Lasso los liberaron. El Presidente actual no está preparado para esto. Y si usted no tiene experiencia, necesita un equipo de expertos. La receta eficaz para luchar contra este flagelo existe, lo hemos establecido del 2007 al 2017, con un balance que nadie puede negar: convertimos a Ecuador en el segundo país más seguro de América Latina y hoy somos uno de los cinco países más violentos del mundo.
¿Ya que se trata de un problema con ramificaciones internacionales, qué papel podrían jugar la Unasur y la Celac al nivel regional en la lucha contra el narcotráfico?
Un gran papel. El crimen transnacional se combate con articulación internacional. Pero, por ejemplo, en Unasur teníamos un espacio para tratar el flagelo del crimen organizado. Articular acciones. Destrozaron todo. La derecha destrozó todo. Pero aquí también hay una nueva hipocresía. La mayor parte del blanqueo de dinero son los paraísos fiscales. Quieren combatir la corrupción, el crimen organizado, el narcotráfico. Combatamos esos paraísos fiscales. Pero no quieren porque es negocio para ellos. Los paraísos fiscales están en Nevada, en Florida, en Delaware, están en el Caribe del Commonwealth, Bahamas. Están en Europa, en Andorra, Luxemburgo, Liechtenstein.
El hecho de que la economía ecuatoriana esté dolarizada ha facilitado también el lavado de dinero de la droga…
Los controles deben ser muy estrictos en las economías dolarizadas, y existen formalmente, pero no se aplican porque hay corrupción generalizada, o porque el Estado ya no puede hacerlas cumplir debido a su debilitamiento, o hay formas de eludir esos controles. Entonces hay que reforzarlos. Funcionaban muy bien durante mi gobierno. Entre otras medidas también en el 2011, eliminamos los juegos de azar, los casinos, porque es otra forma de blanqueo de dinero. El actual gobierno quería volver a autorizar este tipo de establecimientos, lo cual significa que no entienden nada al problema que enfrentan.
Usted dice que en su vida no verá a Ecuador desarrollarse tanto como lo hizo durante su gobierno. ¿Por es qué tan pesimista?
Soy experto en desarrollo y sé que los procesos de desarrollo tardío más rápido han durado entre 25 y 30 años. Nosotros avanzamos 50 años, pero los gobiernos neoliberales que nos han sucedido, con su mala gestión, han hecho retroceder a nuestro país al menos veinte años en los últimos siete años. Tengo la certeza de que más temprano que tarde volverá a gobernar la revolución ciudadana y que Ecuador volverá a la senda del desarrollo. A pesar de ello, sé que mi vida no será lo suficientemente larga para ver a mi país fuera del subdesarrollo.
Publicado en L’Humanité, el 22 de enero 2024.
Foto: Sonia Mendoza.