Incendiada casa de los sindicatos en Odesa. Foto Sputnik
La masacre de Odesa, en la que los partidarios del Euromaidán y del Gobierno de Kiev quemaron vivos a los que no estaban de acuerdo con el golpe de Estado de 2014, se preparó durante más de un mes, comparte con Sputnik un testigo de los sucesos, quien posteriormente los investigó, el exdiputado del Ayuntamiento de la ciudad Vasili Polischuk.
En sus palabras, en la masacre no murieron 48 personas, como indica la versión oficial de Kiev, sino 51 como mínimo. Por sus investigaciones, Vasili Polischuk tuvo que abandonar Ucrania y su hijo fue brutalmente golpeado dos veces por desconocidos.
La masacre de Odesa del 2 de mayo de 2014 fue la trágica culminación de las acciones de los opositores al Euromaidán. Los disturbios comenzaron con una pelea multitudinaria en la calle de Grécheskaya. Según numerosos testimonios, que también confirman los datos de las listas de muertos, en las protestas del Antimaidán participaron residentes de Odesa. Se les opusieron principalmente radicales que habían llegado a la ciudad desde otras regiones, específicamente para «hacer la limpieza».
Cómo «empezó el horror»
Polischuk estima que el 99% de los partidarios del Antimaidán eran de Odesa. Al mismo tiempo, entre los seguidores del Euromaidán solo el 10% eran de la ciudad, que mostraban a los recién llegados dónde ir y cómo comportarse. El resto de las personas vino de otras ciudades.
«La cuestión es que esta operación para dispersar a los partidarios del Antimaidán se preparó, creo, durante un mes y medio, como mínimo. Cuando se produjo el golpe de Estado, los días 21 y 22 de febrero, las personas que estuvieron en la Plaza de la Independencia en Kiev resultó innecesaria», señala.
«¿Qué hicieron las nuevas autoridades de Kiev? Empezaron a temer a esta gente, porque [estas personas] van armadas, son héroes, héroes del Euromaidán. Y al final, empezaron a (…) enviarlas al sureste del país», agrega Polischuk.
En sus palabras, estos radicales inundaron casas de vacaciones, hoteles bajo la apariencia de veraneantes. Al final, había al menos un millar y medio de personas en estas bases, las que participaron en el Euromaidán, indica.
«No se trataba solo de una actividad de aficionados. Se establecieron unos cinco puestos de seguridad alrededor de Odesa. Y, en su mayor parte, los mismos miembros del Euromaidán de Kiev estaban en estos puestos de control. No obedecían a nadie. Su tarea era incluso controlar a la Policía. También inspeccionaban los automóviles», explica el exdiputado.
Polischuk aclara que «para la operación no había que inventar nada», ya que el 2 de mayo iba a celebrarse un partido de fútbol entre el equipo de Odesa Chernomórets y el de Járkov Metalist. En sus palabras, los aficionados al fútbol acudieron en masa a la ciudad.
Con el pretexto de este encuentro, los partidarios del Euromaidán decidieron organizar una «marcha por la unidad de Ucrania».
«Y bajo este pretexto decidieron destruir la plaza Kulikovo Pole [campamento de la oposición al Euromaidán]. Lo hicieron para intimidar no solo a la población de Odesa, sino también a la gente de toda Ucrania», comenta.
El exdiputado revela que posteriormente, el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), de hecho, admitió que se trataba de su operación especial: «Dijeron que ‘la operación llevada a cabo por el SBU logró su objetivo‘».
Otra prueba de que estos acontecimientos se prepararon con antelación, continúa Polischuk, es que el secretario del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania, Andréi Parubi, llegó a Odesa el 29 de abril. El funcionario visitó uno de los puestos de control y llevó a los partidarios del Euromaidán «unos 20 chalecos antibalas», se sorprende. Luego celebró una reunión en la Administración regional, recuerda Polischuk.
«Vino, creo, para revisar los preparativos, si todo está listo para la operación, que ya está prevista para el 2 de mayo», señala.
Añade que otra prueba evidente de que se trataba de una operación planificada fue la visita del fiscal general adjunto de Ucrania a Odesa, Nikolái Banchuk.
«A las 12 horas reunió a todas las fuerzas del orden y a los dirigentes de la Fiscalía regional. Ordenó apagar los teléfonos móviles y celebró una reunión sobre la lucha contra el separatismo. ¿Para qué? Para que la Policía, que se supone debe proteger el orden público, sus dirigentes, no interfirieran en su operación especial. Les proporcionó una coartada», explica.
Según Polischuk, ese trágico día había muy pocas personas en la plaza Kulikovo Pole.
«Esta es la proporción: unos 1.500-2.000 partidarios del Euromaidán, que tenían armas, y 150-200 del Antimaidán. Para mí, enseguida quedó claro cómo iba a acabar todo. Naturalmente, empezó el horror«, recuerda.
«A las 7 horas de la tarde vi que la Casa de los Sindicatos estaba ardiendo, que la gente moría, así que empecé a llamar a los bomberos. (…) Vi a un hombre saltando de la Casa de los Sindicatos, o lo arrojaron por la ventana, literalmente a cinco metros delante de mí. Resultó ser un antiguo diputado del Consejo Regional de Odesa, Viasheslav Markin», continúa.
Polischuk oyó a una mujer que gritaba desde la Casa de los Sindicatos: «¡Ayúdenme!». En sus palabras, le respondieron desde la calle: «Cierra tu boca».
«De repente, esta mujer se calla, y un hombre con la bandera de Ucrania aparece en la ventana, gritando [un lema neonazi] ‘¡Gloria a Ucrania!’. Junto a mí gritan: ‘¡Gloria a los héroes!’ y aplauden. (…) Creo que esta mujer fue asesinada. La estrangularon con un cable», comparte.
Polischuk agrega que unas 230 personas resultaron heridas. Los atacantes actuaron con especial crueldad para intimidar a la población no solo de Odesa, sino de Ucrania, subraya.
Según el exdiputado, las autoridades no llevaron a cabo una investigación seria de estos hechos porque podrían haberse visto comprometidas al hacerlo.
«Estoy convencido de que Parubi, que llegó a ser secretario del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania tras el golpe, estuvo implicado en esto. Luego [Valentín] Naliváichenko, que se convirtió en jefe del SBU. El exministro de Exteriores, Arsén Avákov, también está implicado. [El empresario ucraniano [Ígor] Kolomóiski con su financiación. Y [Volodímir] Nemirovski, el jefe de la Administración regional, que cumplió los deseos de Kolomóiski. Así que no había perspectivas para la investigación», indica.
La investigación fue llevada a cabo por el SBU, la Policía y la Fiscalía. Su objetivo «era perder los rastros, así que los eliminaron».
«La impunidad genera nuevos delitos»
En las palabras de Polischuk, no tenía miedo de hacer su propia investigación.
«No hice nada ilegal. (…) No tenía miedo, pero pudieron golpearme a través de otros. Me golpearon a través de mi hijo. El atentado contra mi hijo se debió a que yo estaba investigando [lo sucedido en Odesa]. Hicieron dos atentados: el 20 de mayo y luego el 5 de septiembre de 2014″, detalla.
En cuanto a las personas, que planearon tales acciones o aconsejaron hacer tales cosas, como ocurrió en Donbás, Polischuk precisa que «un hombre que conozco bien escribió instrucciones» para ellas.
«¿Cómo comportarse con la oposición? Lo primero que se hace es sobornar. El segundo paso es prometer dar un cargo. El tercero es cometer tales actos que fueron cometidos con [el periodista ucraniano] Oles Buziná [quien fue asesinado a tiros en Kiev el 16 de abril de 2015], con mi hijo y otros, con mi asistente. Golpear a los familiares. Luego, si la persona no se da cuenta, atácala», señala.
Polischuk aclara que su hijo no participó en las protestas, era un bloguero. Según el exdiputado, recibió una llamada en su teléfono y le dijeron que su hijo había sido atacado. Más tarde se supo que los atacantes eran tres. Polischuk encontró imágenes de las cámaras de video del lugar del accidente y las entregó a la Policía.
«Pero [en la Policía] cerraron el caso. Me dijeron que ‘es ilegal adjuntar estos materiales, porque fueron incautados ilegalmente'», comenta.
Pero «la impunidad genera nuevos delitos», añade.
«El 25 de enero de 2015, mi asistente fue atacado de la misma manera, por la tarde, cerca de su lugar de residencia. Como si se tratara de una burla, dos delincuentes llevaron a cabo este ataque frente a la puerta y las ventanas del edificio de la Policía», explica.
Polischuk resume que los actuales residentes de Odesa tienen una doble actitud ante los acontecimientos de hace 10 años.
«Califico la situación actual en Ucrania como un campo de concentración, solo que sin alambre de espino y sin crematorio», concluyó.