Emmanuel Macron, presidente de Francia.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el canciller alemán, Olaf Scholz, están en el punto de mira, según el periódico estadounidense Político. Y es que varios dirigentes de la Unión Europea desconfían cada vez más del papel de liderazgo de ambos tras las elecciones al Parlamento Europeo que tienen lugar entre los días 6 y 9 de junio.
Patos cojos
De acuerdo con Político, un nuevo grupo de líderes que busca protagonismo en la cúpula europea no está seguro sobre el desempeño del «legendario motor franco–alemán», al percibir a ambos mandatarios como «patos cojos», una denominación que se le da a alguien que está por dejar su cargo electivo en el corto plazo.
No es solo que Macron y Scholz tengan una relación personal notoriamente fría. Y es que los franceses acusan a los alemanes de ser estrechos de miras y rígidos respecto de su coalición, mientras los alemanes dicen que Francia está llena de tonterías sobre Ucrania. Es más, en cuestiones clave como la energía, París y Berlín están irremediablemente enfrentados.
La nueva bomba de relojería para Europa es que Scholz y Macron parezcan cada vez más como patos salientes ante sus colegas líderes de la UE, políticamente debilitados en el frente interno e incapaces de inspirar confianza en una visión compartida de la unión. Ambos presiden economías mediocres, ambos enfrentan derrotas humillantes antes de las elecciones al Parlamento Europeo que se realizan entre el 6 y el 9 de junio.
«La Unión Europea está perdiendo su esencia», advierte al respecto Rosalba Alarcón Peña, directora del medio digital AlCarajo.org, defensora de Derechos Humanos.
La también analista internacional apunta que «antes se hablaba de que la Unión Europea trabajaba por los intereses de los países que la conformaban, [pero] ahora la Unión Europea ha perdido el rumbo, no solamente por la debilidad económica, sino también por las nuevas políticas que está implementando justamente EEUU con ellos. Lo que busca EEUU ahí es la división», subraya la experta.
«Sin lugar a dudas hay un quiebre profundo en la geopolítica interna de Europa, que no ve salida a absolutamente nada, y está buscando desesperada para acentuarse en algo que ya no pueden sostener», observa Alarcón Peña.